El Departamento de Justicia estadounidense acusó el jueves a Zhu Hua y Zhang Jianguo de perpetrar ataques cibernéticos contra la Marina de EE.UU., la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y varias otras empresas.
El vicefiscal general de EE.UU., Rod Rosenstein, precisó que los acusados supuestamente conspiraron para cometer intrusiones informáticas contra varias compañías estadounidenses y de “al menos una decena de países”; y “en asociación con un servicio de Inteligencia chino conocido como el Ministerio de Seguridad Estatal”.
“El objetivo de China, en pocas palabras, es reemplazar a Estados Unidos como la superpotencia, líder del mundo y están usando métodos ilegales para lograrlo” señaló por su parte, el director del Buró Federal de Investigaciones estadounidense (FBI, por sus siglas en inglés), Christopher Wray, asegurando que “ningún país plantea una amenaza más amplia y más grave a largo plazo” para EE.UU., que China.
El objetivo de China, en pocas palabras, es reemplazar a Estados Unidos como la superpotencia, líder del mundo y están usando métodos ilegales para lograrlo”, señala el director del Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI, por sus siglas en inglés), Christopher Wray, al abordar la imputación por autoridades estadounidenses de los dos ciudadanos chinos Zhu Hua y Zhang Jianguo por espionaje cibernético.
Por otra parte, autoridades de Australia, el Reino Unido y Nueva Zelanda, aliados de EE.UU., condenaron a China por lo que llamaron una campaña de robo cibernético de propiedad intelectual con fines comerciales.
La Casa Blanca anunció el pasado 11 de diciembre que prepara represalias contra China por lo que considera esfuerzos continuos de Pekín por robar secretos comerciales norteamericanos.
Los medios señalan que la acusación podrá agravar las tensiones entre Washington y Pekín después de la detención de Meng Wanzhou, directora financiera del gigante de la telefonía china Huawei Technologies Co, el 1 de diciembre en Vancouver (oeste de Canadá) y su posible extradición a EE.UU. por orden directa de Washington que la acusa de supuesta violación de las sanciones impuestas contra Irán.
Washington y Pekín libran una guerra arancelaria, que podría escalar, pese a la tregua pactada al inicio de diciembre entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping.
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