En otras palabras, tales guerras probablemente no habrían tenido lugar si los EE.UU. no hubieran usado la mano dura de su poder. El poder militar y económico de Washington fue crucial.
Como un caso resonante se puede indicar la responsabilidad directa de las fuerzas estadounidenses en la muerte de entre 10 y 15 millones de personas durante las guerras de Corea, Vietnam e Irak.
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