En declaraciones a periodistas, ofrecidas en el marco de una reunión del Consejo del Ártico en Canadá, Kerry alegó que, como Arabia Saudí se encamina hacia el inicio de la “fase humanitaria” de su campaña en Yemen, Ansarolá, a su vez, tiene que dar un paso al respecto.
“Esto tiene que ser una calle de doble vía (…) Necesitamos que los houthíes (Ansarolá)… estén listos para unirse a la mesa de negociaciones”, explicó, para después considerar que actualmente “la clave es lanzar esto y comenzar las conversaciones tan pronto como sea posible”.
De acuerdo con el jefe de la Diplomacia estadounidense, Washington ya había elegido un mediador, además de que “ambas partes parecían dispuestas a discutir para encontrar un lugar donde negociar nuevamente”.

Tras reconocer que los civiles inocentes son quienes sufren la violencia que azota Yemen, Kerry adujo que esos diálogos son una “prioridad para tratar de minimizar este tipo de cosas” y encontrar una solución política “absolutamente esencial”.
“Espero que en los próximos días haya una escalada y podamos encontrarnos en un lugar donde las negociaciones puedan celebrarse”, concluyó el secretario de Estado de Estados Unidos.

Estas afirmaciones de Kerry se produjeron después de que el pasado 22 de abril, el portavoz de Ansarolá, Mohamad Abdel Salam, asegurara que la reanudación de los diálogos políticos entre las partes yemeníes bajo el auspicio de las Naciones Unidas, solo tendría lugar después del fin de las agresiones y el levantamiento del asedio impuesto por el régimen de Riad a Yemen.
Tales declaraciones de Abdel Salam respondían al anuncio, el 21 de abril, del Ministerio de Defensa de Arabia Saudí, que declaraba el fin de la primera fase de la ofensiva, llamada “Tormenta Decisiva”, contra Yemen, y el inicio de una segunda denominada “Restaurar la esperanza”.
En el marco de esta segunda fase, según alega Riad, se busca supuestamente reconstruir Yemen, realizar “operaciones antiterroristas” y buscar una solución política a la crisis.
No obstante, todavía continúan los ataques aéreos saudíes contra el territorio yemení y, según datos del Ministerio yemení de Salud, más de 4100 personas han perdido la vida como consecuencia de la ofensiva saudí iniciada el pasado 26 de marzo, sin permiso de las Naciones Unidas pero con la luz verde de Estados Unidos.
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