El jueves, justo al mismo tiempo que Clinton estaba atacando a su rival republicano, Donald Trump, el actual jefe de Estado de EE.UU. expresaba su remordimiento por lo ocurrido en Libia y tachaba de error el papel desempeñado por Estados Unidos en el país árabe, al que la nación norteamericana atacó por las presiones ejercidas por Clinton y sus colegas.
El caos en Libia, causado por la decisión de EE.UU. de intervenir en el país norteafricano, asegura la analista política Molly O'Toole en un artículo publicado el viernes en la revista estadounidense Foreign Policy, será uno de los puntos que los rivales de la precandidata demócrata seguirán usando para impedir su nominación u hasta obstaculizar su paso a la Casa Blanca.
Casi todos los documentos y entrevistas muestran que el mandatario estadounidense no quería participar en dicha intervención, pero Clinton, en aquel entonces secretaria de Estado de EE.UU., convenció a la Administración de Obama de que participar en dicha operación militar aseguraría a Estados Unidos “estampar su huella” en un evento muy importante en la historia contemporánea, que al final resultó en el hecho de convertir a Libia en un infierno que ya alberga bastiones del grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en su territorio.

Además, la analista alude al asesinato del embajador de EE.UU. en Bengasi (norte de Libia) en 2012 y recuerda que Clinton también tendrá que lidiar con las duras críticas que le lanzarán por esta cuestión, ya que la exsecretaria de Estado es acusada de ignorar claras evidencias de que los terroristas estaban preparando un ataque contra la sede diplomática estadounidense en Libia, y aun así, no consideró necesario reforzar las medidas de seguridad.
En estos momentos el caos reina en Libia, país en el que más de 1700 grupos armados, entre ellos Daesh, luchan entre sí con el fin de controlar los recursos y territorios ricos en petróleo.
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