“EE.UU. mantendrá su postura actual de 9800 soldados hasta finales de 2015”, afirma el comunicado.
Según la Casa Blanca, la trayectoria de reducción de las tropas estadounidenses en 2016 será establecida más adelante este año para permitir la consolidación de su presencia militar para la seguridad de la embajada estadounidense en Kabul a finales de 2016.
Anteriormente, Obama había planificado reducir el número de tropas de 9800 a 5000 a finales del año 2015, y retirarlos completamente a finales de 2016.
En su reunión con el presidente de Afganistán, Ashraf Qani, celebrada este martes en la Casa Blanca, Obama ha alegado que la fecha de la retirada definitiva de las fuerzas norteamericanas (finales de 2016) ha permanecido sin cambio y el retraso de unos meses “durante esta época de lucha” vale la pena, porque esta estrategia prepara a las fuerzas afganas a realizar operaciones efectivas.
En otra parte de sus declaraciones, el mandatario de EE.UU. ha subrayado que Afganistán sigue siendo un lugar muy peligroso hasta que las fuerzas de seguridad afganas puedan mantener la seguridad de este país por sí mismas.
Además del plan estadounidense para retirar a sus tropas de este país asiático, ambos presidentes discutieron la situación de la seguridad en Afganistán y la cooperación conjunta al respecto.
Anteriormente, Obama había planificado reducir el número de tropas de 9800 a 5000 a finales del año 2015, y retirarlos completamente a finales de 2016.
El aumento de la cifra de muertos y atentados en Afganistán han puesto de relieve que los soldados estadounidenses que siguen en territorio afgano para entrenar a las fuerzas del país y luchar, según alega Washington, contra Al-Qaeda y el grupo Talibán no han conseguido su objetivo de paz.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo. La ofensiva apartó del poder a los talibanes, pero la inseguridad, pese a la presencia de miles de soldados extranjeros, sigue ausente en todo su territorio.
alg/rha/hnb