“El oportunismo político de esta acción es reconocido por todo el que tenga una preocupación honesta ante el flagelo del terrorismo y sus víctimas”, ha indicado este lunes el canciller cubano, Bruno Rodríguez, mediante un mensaje de Twitter.
Rodríguez, de este modo, ha condenado “la hipócrita y cínica calificación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo, anunciada por EE.UU.”.
Mediante un comunicado emitido más temprano en la misma jornada, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, ha precisado que incluir a Cuba en la lista negra busca “poner fin a su apoyo al terrorismo internacional y a la subversión de la justicia estadounidense”.
Pompeo, de igual modo, ha reiterado los infundios de Washington contra La Habana, al acusar al Gobierno cubano de “oprimir a su pueblo” e intervenir en los asuntos de “Venezuela y en el resto del hemisferio occidental”.
Entre otros infundios, Pompeo acusa a Cuba de dar refugio a miembros de la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN) que viajaron a La Habana (capital cubana) para sostener conversaciones de paz con representantes del Gobierno de Colombia en 2017.
La Administración de Trump, de este modo, ha revertido la decisión del Gobierno de Barack Obama (2009-2016), que en 2015 retiró a Cuba de ese listado, donde figuraba desde 1982.
Desde 1962, Washington ha impuesto un severo bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba a fin de forzar un cambio de Gobierno. Pese a la aparente mejoría de las relaciones de los dos países durante la gestión de Obama, tras la llegada de Trump a la Presidencia de EE.UU. en 2017, las medidas contra la isla se endurecieron, cerrando las puertas a cualquier diálogo.
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