Las galaxias grandes como nuestra Vía Láctea son el resultado de fusiones de galaxias más pequeñas. Una pregunta destacada es si una galaxia como la Vía Láctea es el producto de muchas fusiones pequeñas o de unas pocas grandes.
Un estudio realizado por un equipo internacional liderado por Amina Helmi, astrónoma de la Universidad de Groninga (Países Bajos), y publicado el miércoles en la revista científica Nature, ha encontrado que las estrellas de la Vía Láctea constituyen la mayor parte del halo y formaron su disco grueso, dándole su aspecto inflado.
En concreto, el equipo descubrió que la firma química de muchas estrellas de halo era claramente diferente de las estrellas “nativas” de la Vía Láctea.
Esperábamos hallar estrellas de satélites fusionados en el halo. Lo que no esperábamos encontrar era que la mayoría de las estrellas de halo en realidad tienen un origen compartido en una gran fusión”, declara la astrónoma de la Universidad de Groninga, Países Bajos, Amina Helmi.
Las estrellas más jóvenes de Gaia-Encélado son en realidad más jóvenes que las estrellas de la Vía Láctea nativas en lo que ahora es la región del disco grueso, explica Helmi, para después detallar que esto significa que el progenitor de este disco grueso ya estaba presente cuando ocurrió la fusión, y Gaia-Encelado, debido a su gran tamaño, lo sacudió y lo hinchó.
“Esperábamos hallar estrellas de satélites fusionados en el halo. Lo que no esperábamos encontrar era que la mayoría de las estrellas de halo en realidad tienen un origen compartido en una gran fusión”, agrega la experta.
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