"Esperamos que Estados Unidos adopte una postura justa y objetiva y que deje de hacer declaraciones irresponsables", afirmó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei, en referencia a un reciente informe militar estadounidense.
El lunes, EE.UU. publicó un informe titulado "Una estrategia cooperativa para el poder naval en el siglo XXI" en el cual afirma que China sigue adelante con sus demandas territoriales “por medio de la fuerza” o de “medios coercitivos”, lo que incita tensión e inestabilidad en la zona y también expresa su deseo de mantener interacciones constructivas con la Armada china.
Al respecto, Hong aseguró que China siempre ha trabajado con los países involucrados directamente en el litigio para resolverlo a través de la consulta y la negociación y teniendo en cuenta los hechos históricos y en la ley internacional.
Manifestó asimismo su deseo de que EE.UU avance hacia la misma meta que China y construya un mecanismo de confianza mutua y relaciones sanas entre las dos fuerzas armadas.
Tras enfatizar que el desarrollo de la fuerza militar de China en el mar no está dirigido ni constituye una amenaza para ningún otro país, Hong dijo que Pekín continuará su camino de progreso pacífico y la protección del país basándose en una política defensiva.
A su juicio, ese desarrollo satisface no sólo la necesidad de China de proteger su soberanía, seguridad nacional e intereses de desarrollo, sino también las necesidades de establecer la paz y estabilidad en la región y en el mundo.
Las relaciones entre las dos economías más grandes del mundo se han visto afectadas por la competencia y las reivindicaciones territoriales entre China y sus vecinos, algunos de ellos aliados de EE.UU., en los mares de China Oriental y Meridional.
La India, Filipinas, Taiwán, Malasia, Japón, Brunéi y Vietnam son algunos países que claman la propiedad de las islas situadas en esa región, donde existen grandes fuentes minerales y petroleras.
Pekín exige a Washington que no tome parte en dichas disputas territoriales, mientras la Casa Blanca alega que el único objetivo de sus medidas injerencistas es garantizar la seguridad en la zona.
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