La marcha no autorizada se celebró el lunes en la ciudad sureña de Concepción, donde, según los Carabineros, se produjeron “violentos incidentes”. Los manifestantes no están de acuerdo con la “imagen que el Gobierno mostrará” al Papa, porque a su juicio “no es la realidad que vive Chile”.
Los convocantes de la protesta confirmaron que las fuerzas especiales de seguridad reprimieron a los manifestantes: unas 200 personas.
“Nosotros no estamos en contra de la visita del Papa, estamos en contra de la imagen que el Ejecutivo le quiere entregar de que aquí todo está muy bien, eso no es así”, afirmó Claudio Melgarejo, portavoz de una veintena de formaciones e institutos que protagonizaron la manifestación.
Nosotros no estamos en contra de la visita del Papa, estamos en contra de la imagen que el Ejecutivo le quiere entregar de que aquí todo está muy bien, eso no es así”, afirmó Claudio Melgarejo, portavoz de las organizaciones que protagonizaron la manifestación.
A la marcha asistieron también grupos defensores de las comunidades indígenas mapuches: estos intentaron ocupar la iglesia catedral de la ciudad, pero los uniformados frustraron su intento dispersándolos con chorros de agua.
Las comunidades mapuches de Maquehue y Padre Las Casas alzan la voz contra una inconclusa restitución de tierras por parte del Estado chileno. Su protesta se agudiza con la visita papal a la región central de la Araucanía, que cuenta con un largo historial de masacres indígenas y de violaciones de los derechos humanos.
En general, la visita del papa Francisco a Chile, del 15 al 18 de enero, se ha enfrentado con una oposición sin precedentes, con ataques a iglesias católicas con bombas incendiarias y protestas de los chilenos, hartos de los abusos sexuales perpetrados por los clérigos y el encubrimiento sistemático por parte de la iglesia.
Recientemente seis iglesias fueron atacadas y se lanzaron amenazas al pontífice, una de las cuales decía que la próxima bomba estallaría en su sotana.
msm/nii/