“De momento, el presidente lo está considerando (…). Hay un claro deseo de que esto suceda, pero no ha habido ninguna decisión sobre una fecha”, declaró el jueves el nuevo ministro de Seguridad Institucional de Brasil, Augusto Heleno, en un momento en que muchos Estados repudian la decisión del nuevo presidente brasileño, Jair Bolsonaro.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, había asegurado el domingo que Bolsonaro le dijo en su encuentro de la semana pasada que era solo una cuestión de tiempo que Brasil trasladara su embajada a de Tel Aviv (oeste de Palestina ocupada) a Al-Quds (Jerusalén).
“No se trata de si, solo de cuándo”, dijo Netanyahu, quien había viajado a Brasil para la toma de poder de Bolsonaro.
Estas palabras fueron amplificadas entre otros por el portal UOL, según el cual Bolsonaro habría manifestado su intención de seguir los pasos del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien en diciembre de 2017 reconoció la ciudad ocupada de Al-Quds como capital de Israel y en mayo del año pasado materializó el traslado de la embajada de EE.UU. a la ciudad santa palestina.
Dadas las numerosas críticas a la decisión de traslado, Heleno indicó que, si el traslado de la embajada se realiza finalmente, “sucederá con cautela y mostrándole a la comunidad árabe que no se trata de una provocación”.
De momento, el presidente lo está considerando (…). Hay un claro deseo de que esto (el traslado de la embajada de Brasil en Tel Aviv a Jerusalén) suceda, pero no ha habido ninguna decisión sobre una fecha”, ha declarado el ministro de Seguridad Institucional de Brasil, Augusto Heleno.
El ministro brasileño subrayó aun así la estrecha relación existente entre Brasil y el régimen israelí, y dijo que es “natural” que ambos colaboren en materia de seguridad.
Tras la Guerra de los Seis Días de 1967, el régimen de Israel tiene ocupado Cisjordania, territorio palestino, al igual que Al-Quds. Esta anexión israelí nunca ha sido reconocida por la comunidad internacional.
El posible traslado de la embajada brasileña ha provocado la ira de muchos países, en particular de los pertenecientes a la Liga Árabe, que han conminado a Bolsonaro a no llevarlo a la práctica, advirtiendo de que “un paso como este no solo dañaría los intereses de los palestinos, sino que reduciría drásticamente las oportunidades de lograr una paz de gran alcance”.
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