Este es Leonardo Boff, el célebre teólogo de la liberación, a las puertas del cuartel de la Policía Federal en Curitiba, intentando visitar a Lula. Con él, Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz. Como muchos otros, no pudieron verlo: Lula es un preso aislado.
Una dudosa interpretación constitucional mantiene a Lula detenido, cuando faltan aun dos instancias judiciales acerca de su caso.
Cerca del cuartel, cada mañana, el campamento Lula Libre saluda al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Y cada anochecer, se despide de él. Al cumplirse dos semanas, centenares desplegaron luces para Lula, quien desde su celda puede escucharles.
Silenciada, la voz de Lula se multiplica. Los sondeos le dan un apoyo de 47 %. Las dos semanas de cárcel del presidente Lula han logrado despertar conciencia sobre el peligro de dictadura. No sólo en Brasil, sino en toda América Latina.
Alejandro Kirk, Curitiba, Brasil.
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