Llevar a cabo una guerra en la asediada Franja de Gaza estaba entre una serie de medidas y escenarios propuestos por una célula de crisis establecida para contrarrestar las filtraciones sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi que comprometían a la monarquía saudí, en particular al príncipe heredero, Muhamad bin Salman, informaron al portal Middle East Eye fuentes con conocimiento de las actividades del grupo.
El columnista del diario estadounidense The Washington Post fue asesinado el pasado 2 de octubre en la sede consular saudí en Estambul (Turquía). Las autoridades saudíes aseguraron en un principio que no sabían el paradero de Khashoggi, pero luego por la amplia cobertura del caso, anunciaron que el periodista, crítico de Riad, murió en una “pelea” en el edificio diplomático.
El caso Khashoggi ha generado especulaciones sobre la posibilidad de que el príncipe heredero saudí, de 33 años, sea desplazado del camino al trono, pero, según los analistas, este peligro parece haber disminuido debido al apoyo de Washington.
La célula de crisis de Riad, compuesta por funcionarios de la corte real, de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa y del servicio de Inteligencia, entregó reportes sobre sus decisiones y propuestas a Bin Salman cada seis horas, conforme publicó el martes Middle East Eye.
El grupo de crisis planteó al príncipe heredero que una guerra contra el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) en la Franja de Gaza distraería la atención del presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre el caso Khashoggi y la dirigiría al papel de Riad en el fortalecimiento de los intereses estratégicos del régimen de Tel Aviv.
Arabia Saudí no tiene relaciones diplomáticas con el régimen israelí, pero recientemente ha avanzado sus nexos en el ámbito económico y político, hasta permitir a Israel usar su espacio aéreo. Además, ambas partes han intercambiado puntos de vista sobre Palestina y el llamado “acuerdo del siglo”, una polémica iniciativa de Washington para solucionar el caso palestino-israelí.
En declaraciones a la cadena británica BBC, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que el régimen de Tel Aviv y algunos países árabes tratan de llevar a cabo un proceso de “normalización subterránea”.
Y mientras el asesinato de Khashoggi ha sido ampliamente condenado por los líderes mundiales, Netanyahu, sin condenar la muerte del periodista, destacó que “es muy importante para la estabilidad de la región y del mundo que Arabia Saudí permanezca estable”.
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