Por Maryam Qarehgozlou
Sheafe, de 51 años, hizo esta espeluznante confesión desde la cárcel, admitiendo que había asesinado al pastor Bill Schonemann, de 76 años, líder de la capilla New River Bible Chapel en Arizona, hace dos meses.
Schonemann fue hallado en su cama, cubierto de sangre, el 28 de abril.
“Conduje desde allí (Phoenix) hasta la casa de Bill, como a las dos de la mañana de un domingo por la noche, y lo ejecuté”, relató Sheafe, asegurando estar cumpliendo una misión divina para castigar a líderes religiosos que, según él, estaban desviando a sus seguidores.
Tras asesinar a Schonemann, Sheafe afirmó que colocó una corona de espinas sobre su cabeza.
Justificando su crimen, declaró: “Lo que tú predicas no es lo que dijo Dios. Es lo contrario de lo que dijo Dios”.
Sheafe reconoció haber planeado una matanza a escala nacional, motivada por sus creencias religiosas.
“Después de eso, seguía Las Vegas, Nevada; Portland, Oregón; Seattle, Washington; Billings, Montana; Detroit, Míchigan; Nueva York, Nueva York; Charlotte, Carolina del Norte; Mobile, Alabama; Beaumont, Texas, y El Paso, Texas”, enumeró, señalando que cuatro de sus objetivos estaban en Arizona.
Sheafe aseguró actuar bajo la ley de Dios y estar convencido de que sería perdonado. “Es un mandamiento librar a Israel del mal”, afirmó.
Tras asesinar al pastor Bill, huyó a Sonoma, pero fue detenido dos días después del hallazgo del cuerpo, mientras la policía investigaba una serie de robos.
Actualmente se encuentra recluido en la cárcel del condado de Coconino, a la espera de ser extraditado al condado de Maricopa. Los cargos relacionados con el asesinato de Schonemann aún están pendientes.
El sionismo cristiano: una fuerza en ascenso
El espantoso asesinato del pastor Bill pone de manifiesto el preocupante auge del sionismo cristiano en Estados Unidos.
Esta interpretación del cristianismo, arraigada en el racismo, revela cómo diversas formas del sionismo —tanto el cristiano como el judío— se oponen a la humanidad, según diversos analistas.
El sionismo judío, base ideológica del colonialismo de asentamientos que Israel ha mantenido durante décadas, ha provocado la limpieza étnica del pueblo palestino y la ocupación de sus tierras. Pero el sionismo cristiano representa otra vertiente del mismo proyecto, con fuerte presencia en Estados Unidos.
Este se centra en la creencia de que el retorno del pueblo judío a la llamada “Tierra de Israel” es necesario para cumplir con las profecías bíblicas y dar paso al plan divino del regreso de Jesucristo y el establecimiento de su reino en la Tierra.
Los sionistas cristianos mantienen interpretaciones diversas sobre lo que ocurrirá después [del retorno de los judíos a “la Tierra de Israel”], pero en general coinciden en que solo los cristianos serán salvados de la condenación, mientras que los judíos serán asesinados o convertidos.
Paradójicamente, los sionistas cristianos apoyan un lugar que, en realidad, no es precisamente hospitalario con el pueblo judío.
El sionismo cristiano, un movimiento político organizado e institucionalizado con raíces en el imperialismo europeo del siglo XIX, cobró protagonismo incluso antes del surgimiento del sionismo judío.
Figuras clave como Lord Arthur Balfour —responsable de la Declaración Balfour de 1917 que otorgó Palestina a los colonos sionistas— estuvieron profundamente influenciadas por la ideología del sionismo cristiano.
Este enfoque ignora por completo la existencia del pueblo palestino y su vínculo con su tierra y su historia, mientras conecta un proyecto colonial moderno y occidental con una narrativa milenaria que abarca tres mil años.
De forma relevante, las ideas fundacionales del sionismo cristiano no provienen de la teología o la fe cristianas —que reconocen a todos los seres humanos, sin distinción de nacionalidad u origen, como parte del pueblo de Dios—, sino de la cultura colonial occidental y la supremacía blanca.
Respaldada por poder político y grandes recursos económicos, esta ideología apoya plenamente la colonización de Israel y la eliminación del pueblo palestino, impactando directamente la vida de decenas de millones de personas.
Ese apoyo se manifiesta en el cabildeo ante gobiernos, la promoción de políticas genocidas del régimen israelí, la habilitación de crímenes de guerra atroces en los territorios ocupados y la provisión de múltiples formas de asistencia, especialmente ayuda militar.
El sionismo cristiano en la administración Trump
La represión continua del activismo propalestino en universidades estadounidenses durante la administración de Donald Trump, y su apoyo incondicional al genocidio israelí en Gaza —que ya suma casi 21 meses y más de 56.600 palestinos asesinados—, refleja claramente su alineación con esta ideología.
Las personas seleccionadas por Trump para ocupar cargos clave también evidencian la influencia del sionismo cristiano en la formulación de la política exterior de Estados Unidos.
En abril, Mike Huckabee —un sionista cristiano radical, conocido por su declaración polémica de que “realmente no existe tal cosa como un palestino”— fue nombrado embajador de EE.UU. en Tel Aviv.
Durante su audiencia en el Senado, Huckabee reafirmó las raíces espirituales de su vínculo con Israel y el sionismo:
“En última instancia, somos personas del libro. Creemos en la Biblia. Y, por lo tanto, esa conexión no es solo geopolítica. También es espiritual.”
Huckabee es un ferviente defensor de la expansión de asentamientos ilegales en los territorios palestinos ocupados, y promueve la narrativa sionista de que dichas tierras pertenecen legítimamente al pueblo judío, deshumanizando con frecuencia a los palestinos.
En un discurso pronunciado en 2017 durante su visita a asentamientos en la Cisjordania ocupada, declaró:
“Hay ciertas palabras que me niego a usar. No existe tal cosa como la Cisjordania. Es Judea y Samaria. No existen los asentamientos. Son comunidades, son vecindarios, son ciudades. No existe tal cosa como una ocupación.”
El año pasado, tras ser designado oficialmente como embajador, dijo en una entrevista a la radio del ejército israelí que la anexión era “por supuesto” una posibilidad.
Huckabee mantiene estrechos vínculos con Christians United for Israel (CUFI), una de las organizaciones evangélicas más grandes de Estados Unidos, profundamente enraizada en el sionismo cristiano y firme defensora del Estado de Israel.
Fundada en 2006 por el influyente telepredicador Pastor John Hagee, la organización Christians United for Israel —conocida como CUFI— cuenta con más de diez millones de miembros y utiliza su poderosa maquinaria política para influir en las políticas de Estados Unidos, con el apoyo a Israel como prioridad central.
Durante el primer mandato de Donald Trump, CUFI desempeñó un papel clave en el impulso de varias agendas israelíes: la anexión de los Altos del Golán ocupados, el traslado de la embajada estadounidense a Al-Quds (Jerusalén), y el recorte de fondos destinados a la UNRWA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de asistir a los refugiados palestinos.
Se estima que hay cerca de 30 millones de sionistas cristianos en Estados Unidos, lo que representa una parte significativa del influyente bloque electoral evangélico. En las elecciones de 2024, el 80 % de los evangélicos blancos votó por Trump, evidenciando su enorme peso político.
Un estudio del Pew Research Center revela que el 63 % de los evangélicos blancos en EE.UU. cree que la ocupación de los territorios palestinos constituye el cumplimiento de una profecía bíblica.
Pero el sionismo cristiano en Estados Unidos no se limita a los evangélicos. Los datos de Pew también indican que una cuarta parte de los católicos blancos estadounidenses comparten esta visión.
La designación de Elise Stefanik, una católica, como embajadora de EE.UU. ante la ONU por parte de Trump, refleja esa misma influencia ideológica.
Durante una audiencia en el Congreso en enero, Stefanik expresó estar de acuerdo con los ministros israelíes Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich, al declarar que Israel “tiene un derecho bíblico a toda la Cisjordania”.
Otra figura que niega abiertamente el derecho del pueblo palestino a existir es el reverendo Johnnie Moore, un evangélico sionista cristiano y estrecho aliado tanto de Trump como del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
A principios del mes pasado, Moore fue nombrado director ejecutivo de la controvertida Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), respaldada por Estados Unidos e Israel, donde soldados israelíes han disparado “de forma rutinaria” y “deliberada” contra palestinos que buscan ayuda.
Según la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, al menos 549 palestinos han sido asesinados mientras intentaban obtener alimentos en puntos de distribución gestionados por GHF desde que comenzaron sus operaciones el 27 de mayo.
Estos ataques contra civiles que buscan ayuda también han dejado 4.066 heridos, y 39 personas aún siguen desaparecidas. La organización británica Save the Children informa que más de la mitad de las víctimas en las cercanías de estos centros de distribución son niños.
Ante la gravedad de los hechos, más de 130 organizaciones benéficas y ONG han exigido el cierre inmediato de este “esquema de ayuda militarizada”.
Moore, sin embargo, ha defendido públicamente la narrativa israelí, negando los crímenes cometidos en los puntos de distribución. Incluso desestimó los informes de una masacre en Rafah, donde 31 palestinos que buscaban ayuda en un sitio de GHF fueron asesinados el mes pasado.
También ha condenado la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional contra Netanyahu por crímenes de guerra en Gaza, calificándola como un acto de “antisemitismo de cuello blanco”.
🗓 Borrando 1.700 años de historia
— HispanTV (@Nexo_Latino) February 28, 2025
🔺La apropiación de propiedades por parte de #Israel amenaza a los cristianos armenios en Al-Quds. #PalestinaLibre https://t.co/sPqE4UdhD5 pic.twitter.com/az27YFNRxs
Moore, quien también ejerce como presidente del Congreso de Líderes Cristianos, ha sido un ferviente defensor del polémico plan de Trump para que Estados Unidos tome el control de Gaza y desplace por la fuerza a sus 2,3 millones de habitantes, una agenda que equivale a limpieza étnica y ocupación colonial de la región.
Otro sionista cristiano dentro de la administración Trump es el secretario de Defensa, Pete Hegseth.
Durante su audiencia de confirmación en enero, declaró: “Soy cristiano. Soy sionista. El sionismo es la creencia de que el pueblo judío merece una patria en la antigua Tierra Santa, donde ha vivido desde los albores de la historia.”
Ante las preguntas sobre su respaldo al régimen israelí y su supuesto “derecho a defenderse” —mientras arrasa la Franja de Gaza y asesina a miles de civiles—, Hegseth respondió: “Apoyo a Israel en destruir y matar a todos y cada uno de los miembros de Hamás.”
Otros evangélicos cristianos pro-Israel designados para cargos clave en la administración Trump incluyen a la telepredicadora Paula White-Cain, asesora principal de la recientemente creada Oficina de Fe de la Casa Blanca, quien ha manifestado abiertamente su apoyo a Israel en base a motivos religiosos.
En mayo, se lanzó en la ocupada Al-Quds (Jerusalén) la Conferencia de Presidentes Cristianos, una nueva organización integrada por grupos religiosos pro-Israel.
Con el objetivo de promover políticas favorables a Israel en los niveles ejecutivo, legislativo y estatal, el grupo pretende movilizar un amplio esfuerzo desde la base para fortalecer las relaciones entre Estados Unidos e Israel.
Las organizaciones y líderes vinculados a esta nueva conferencia representan a decenas de millones de evangélicos estadounidenses.
Mario Bramnick, destacado pastor evangélico, presidente de la Coalición Latina por Israel y copresidente de la Conferencia de Presidentes Cristianos, subrayó el propósito del grupo: “Queremos que los israelíes y los judíos en Estados Unidos sepan que los cristianos evangélicos son sus amigos y partidarios más cercanos”.
La conferencia mantiene estrechos vínculos con numerosos altos funcionarios de la administración Trump, y tiene como propósito impulsar políticas que beneficien directamente a Israel, como la anexión de Cisjordania.
“Dios le ha dado a Israel un cheque en blanco con la elección de Trump… e Israel necesita actuar con firmeza sobre Judea y Samaria, y llevar a cabo la aniquilación total de Hamás”, afirmó Bramnick, utilizando el nombre bíblico para referirse a Cisjordania.
Líderes cristianos evangélicos que han sido clave en la movilización del voto a favor de Trump continúan presionándolo para que declare oficialmente que Israel puede reclamar la propiedad de Cisjordania, mediante visitas a territorios ocupados por Israel, solicitudes a la Casa Blanca, intervenciones en conferencias evangélicas clave y cabildeo en el Congreso.
Terri Copeland Pearsons, pastora influyente e hija del telepredicador Kenneth Copeland, dirige actualmente el colegio bíblico que lleva el nombre de su padre en Texas.
A principios de marzo, en la convención de Locutores Religiosos Nacionales celebrada en Texas, Pearsons declaró: “Nosotros, los cristianos, hacemos un llamado a nuestro amado presidente Trump y a su equipo para que eliminen agresivamente todos los obstáculos a la soberanía total de Israel sobre toda la tierra, incluyendo Judea y Samaria”.
Todo esto ocurre mientras el régimen israelí acelera la expansión de asentamientos en Cisjordania, en paralelo a intensas redadas militares en ciudades palestinas desde enero, que han desplazado a decenas de miles de residentes con total impunidad.
Jonathan Brenneman, líder nacional de la organización Cristianos por Palestina —dedicada a concienciar a las iglesias estadounidenses sobre la causa palestina y los peligros del sionismo—, describió al sionismo cristiano como “la influencia más ignorada” en la política estadounidense hacia Asia Occidental.
“Es tanto un pilar de la agenda nacionalista cristiana blanca de extrema derecha, como una ideología cuyos seguidores se encuentran en casi todas las congregaciones de América, incluso dentro de denominaciones progresistas”, declaró.
Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.