“La guerra ha tenido un efecto devastador en los niños de Yemen. Al mundo lo conmocionaron las imágenes de Amal Husain, pero la horrible realidad es que Amal representa a una generación de niños cuyas vidas están siendo destruidas por la guerra”, ha explicado a Metro Marcus Skinner, consultor jefe sobre Yemen en el Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés).
El diario británico pone como ejemplo para ilustrar la desastrosa situación el caso de la niña Yusra, que desarrolló un cáncer hace tres años (cuando tenía cinco) y fue tratada un tiempo en un hospital de Saná (la capital del país) con quimioterapia, pero ya no puede serlo porque gran parte del personal capacitado ha emigrado por la guerra desatada por Riad en 2015.
Por esto, más de la mitad de los centros de salud del país están desiertos, señala el medio, muchos de ellos derruidos por los bombardeos de los saudíes y sus aliados. Los médicos dicen a Yusra que debe viajar al extranjero para curarse, pero su familia carece casi por completo de medios y los ejércitos agresores tienen cercada la parte del país controlada por el Gobierno.
“Nos han dicho que aquí no hay cura para ella. Antes de la guerra, hubiéramos podido encontrar a alguien que nos ayudara, pero ahora como la mayoría de la gente pasa penurias no hay nadie para ayudarnos”, explica Hayat, madre de Yusra, que ha perdido la vista en el ojo izquierdo por la enfermedad.
La guerra ha tenido un efecto devastador en los niños de Yemen. Al mundo lo conmocionaron las imágenes de Amal Husain, pero la horrible realidad es que Amal representa a una generación de niños cuyas vidas están siendo destruidas por la guerra”, explica el consultor jefe para Yemen de la oenegé británica Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés), Marcus Skinner.
El IRC quiere llevar a la niña a Jordania para tratarla, pero de momento no han podido ni obtener un salvoconducto del régimen saudí que le permita salir del asedio ni el dinero necesario para el viaje, pese a la sensibilidad despertada por el drama de Amal Husain, fallecida el 1 de noviembre.
La devastación afecta, además de la salud de millones de yemeníes —14 millones están en grave riesgo de hambruna—, sino también al sistema educativo. Cerca del 70 % de los profesores no reciben salario desde hace años y unas 2500 escuelas han sufrido daños o han sido destruidas, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
El asedio hace que ni puedan calcularse las víctimas mortales directas de la guerra. Mientras el Centro Legal para los Derechos y el Desarrollo de Yemen cifra los muertos en 15 000 y los heridos en 24 000, en agosto una investigación del diario estadounidense The Washington Post calculó en 50 000 los muertos en bombardeos y acciones bélicas, sin contar las víctimas del hambre y las enfermedades.
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