El teniente general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, fue martirizado el pasado viernes de madrugada en Bagdad (capital iraquí), en un atentado terrorista estadounidense ordenado directamente por el presidente norteamericano, Donald Trump.
En el atentado de EE.UU. también cayeron mártires algunos combatientes de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), incluido su subcomandante, Abu Mahdi al-Muhandis.
Soleimani, que mantenía la región del oeste de Asia bajo cierta paz, fue a lo largo de su vida blanco de muchos complots y planes de asesinato. En octubre de 2019, el CGRI informó de la frustración de una conspiración árabe-israelí para asesinar al alto mando militar. También había recibido varias amenazas de muerte del servicio de inteligencia de Israel (el Mossad).
A modo de respuesta decisiva al acto terrorista de EE.UU., el CGRI lanzó el miércoles de madrugada varios misiles tierra-tierra contra dos bases aéreas en Irak: la base Ain al-Asad, ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y una base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí, también en poder de los norteamericanos.
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