El estudio, realizado por el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), en colaboración con el Centro Nacional de Análisis Genómica (CNAG), relaciona este proceso de envejecimiento, mediado por IL-17, con un estado inflamatorio.
El envejecimiento de la piel se caracteriza por una serie de cambios estructurales y funcionales que, de manera gradual, contribuyen al deterioro y la fragilidad asociada a la edad. La piel envejecida presenta una menor capacidad de regeneración, una cicatrización deficiente y una función de barrera disminuida.
Este trabajo, publicado en la revista Nature Aging, describe los cambios que experimentan los distintos tipos de células con el envejecimiento y, en concreto, identifica cómo algunas células inmunes de la piel presentan niveles elevados de IL-17.
“Nuestros resultados muestran que IL-17 interviene en diversas funciones relacionadas con el envejecimiento. Hemos visto que bloqueando esta proteína se ralentiza la aparición de varias deficiencias asociadas a la piel envejecida”, explica Aznar Benitah, investigador ICREA y jefe del laboratorio de Células Madre y Cáncer del IRB Barcelona.
Online now! Solá, Mereu, and colleagues describe a chronic inflammatory state in the aging murine skin that is characterized by IL-17 production by dermal lymphoid cells, a potential therapeutic target to protect against skin aging. @AznarLab https://t.co/T3cWuFsq7D
— Nature Aging (@NatureAging) June 9, 2023
Además de una amplia variedad de células epiteliales, células de folículos pilosos y otros componentes, la piel también alberga células del sistema inmunitario, que desempeñan un papel crucial en la prevención de infecciones y en la protección contra otras agresiones.
El trabajo describe cómo, durante el envejecimiento, algunas de estas células inmunes, en concreto las células T gamma delta, las células linfoides innatas y las células T CD4+, aumentan de manera significativa su presencia en la piel. Estas mismas células muestran, además, niveles muy elevados de la citoquina pro-inflamatoria IL-17.
“El envejecimiento está asociado a una situación de inflamación leve pero persistente, y en la piel esto está caracterizado por un aumento significativo en IL-17, que provoca un deterioro en la piel”, explica Paloma Solá, primera autora del trabajo, junto a Elisabetta Mereu, investigadora en el Instituto de Investigación Contra la Leucemia Josep Carreras.
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