“Los que hayan recibido ambas dosis de la vacuna, en caso de enfermedad, tienen un riesgo 14 veces menor de sufrirla en forma moderada y severa”, afirma Vladímir Guschin, director de un laboratorio del Centro Nacional ruso de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, donde se desarrolló el fármaco.
Además, en caso de infectarse, los vacunados “no emiten un virus viable y, por lo tanto, no son una fuente de peligro para otros”, agrega el representante del centro.
Aprobada en Rusia en agosto de 2020, la Sputnik V se convirtió en la primera vacuna contra el COVID-19 registrada en el mundo.
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