La toma de la embajada de Estados Unidos fue un duro golpe para el prestigio y la reputación de ese país; la toma de su sede diplomática en Irán dejó en claro a otras naciones que se trataba más de un centro de espionaje que de una embajada. Este acontecimiento expuso las actividades del enemigo y dio valor y coraje a los países del Tercer Mundo, mostrándoles que, si Estados Unidos realiza espionaje en su territorio, pueden cerrarle las puertas.
4 de noviembre de 1979
Tras el anuncio de la admisión del depuesto Shah Pahlavi por parte de Estados Unidos, un grupo de estudiantes que se autodenominaban “Estudiantes seguidores de la línea del Imam” se manifestó el 4 de noviembre de 1979 frente a la embajada estadounidense.
Sin embargo, la protesta derivó en la toma de la sede y en la detención de los diplomáticos estadounidenses por parte de los estudiantes. La difusión, días antes —el 1 de noviembre—, de la noticia del encuentro entre Mehdi Bazargán, primer ministro del gobierno provisional, y Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense Jimmy Carter, también había provocado la indignación de los estudiantes, lo que llevó finalmente a la dimisión del gobierno provisional.
Esta acción no fue planificada por las autoridades del país ni fue un movimiento organizado para enviar a un grupo de jóvenes a ocupar la embajada de Estados Unidos; fue, más bien, una iniciativa espontánea de los estudiantes. Tampoco fue una acción gubernamental, ya que el gobierno provisional de entonces estaba completamente en contra.
La toma de la embajada estadounidense se produjo alrededor del mediodía del 4 de noviembre (13 de Aban). El Consejo Revolucionario dejó la decisión final en manos del Imam Jomeini (P), quien ese mismo día envió al difunto Seyed Ahmad Jomeini a la embajada estadounidense para informarse de lo ocurrido. Posteriormente, al aprobar la acción de los estudiantes, el Imam Jomeini la calificó como “una revolución aún mayor que la primera”.
5 de noviembre de 1979
El 5 de noviembre de 1979, el Imam Jomeini (P), al referirse a la toma de la embajada, calificó a Estados Unidos como ‘el Gran Satán’ y a su embajada como un centro de conspiración y espionaje. Respaldó la toma de la sede diplomática por parte de los estudiantes y señaló que el alboroto de Estados Unidos se debía a que había perdido su acceso a los recursos de Irán. Asimismo, consideró la toma de la embajada como una reacción natural ante el apoyo de Washington al depuesto Mohamad Reza Pahlavi.
7 de noviembre de 1979
El 7 de noviembre, frente a las amenazas estadounidenses, aseguró al pueblo que Estados Unidos “no puede hacer absolutamente nada”. En repetidas ocasiones posteriores, el Imam Jomeini criticó el comportamiento de la embajada y del gobierno estadounidense en Irán, reiterando su respaldo a la acción de los estudiantes.
Tras la aprobación del Imam Jomeini (P), diversos sectores de la población expresaron su apoyo a la medida. Los estudiantes que habían tomado la embajada comenzaron a publicar y distribuir documentos que revelaban la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Irán.
Washington, por su parte, respondió congelando los activos iraníes en bancos estadounidenses, imponiendo sanciones económicas y enviando una fuerza militar para liberar a los rehenes; sin embargo, la operación fracasó cuando una tormenta de arena en Tabas provocó víctimas entre las tropas estadounidenses, obligándolas a abandonar Irán.
25 de abril de 1980
De hecho, el 25 abril de 1980, Estados Unidos lanzó la operación encubierta “Garra de águila”, con seis aeronaves y ocho helicópteros, por orden de Jimmy Carter, con el objetivo de liberar al personal de su embajada en Teherán, capital persa.
Sin embargo, la operación fue abortada luego de que tres de los helicópteros estadounidenses se estrellaron debido a fallos técnicos y las fuerzas estadounidenses fueron golpeadas por una tormenta de arena en el desierto iraní de Tabas que provocó el choque de un helicóptero con un avión C-130 Hércules que mató a ocho militares y resultó en el fracaso de la misión.
El fracaso de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Tabas fue un gran golpe para el prestigio político de Estados Unidos, no solo fueron humillados internacionalmente, sino que también enfrentaron una crisis de abyección nacional.
19 de enero de 1981
Posteriormente, Irán y Estados Unidos participaron en 1981 en negociaciones mediadas por Argelia, las cuales culminaron en el denominado ‘Acuerdo de Argel’. Según el acuerdo, a cambio de la liberación de los rehenes, el gobierno estadounidense se comprometía a desbloquear las cuentas bancarias iraníes.
20 de enero de 1981
Los rehenes fueron liberados el 20 de enero de 1981, poniendo fin al caso de la embajada estadounidense tras 444 días de duración.
Algunas medidas de EEUU que condujeron a la toma de su embajada
- Organizar a los fugitivos del régimen Pahlavi para dirigir grupos terroristas.
 - Apoyar a grupos terroristas y contrarrevolucionarios con el fin de generar crisis y promover la desintegración de Irán desde los primeros días tras la Revolución Islámica en 1979; ejemplos de ello fueron las actividades de grupos separatistas en Sistán y Baluchistán, Kurdistán, Juzestán, Azerbaiyán, entre otras regiones, con el objetivo de fragmentar el país mediante conflictos étnicos.
 - Interferir en los asuntos internos de Irán a través de la infiltración en los órganos del gobierno provisional.
 - Imponer sanciones económicas y políticas, bloqueando los activos financieros iraníes, negándose a entregar las armas y equipos comprados por el régimen Pahlavi y reteniendo el dinero del pueblo iraní.
 - Trasladar a Mohamad Reza Pahlavi a Estados Unidos y otros países aliados, desde donde se pretendía dirigir y motivar a los grupos terroristas y separatistas en sus acciones contra la Revolución Islámica.
 - Planificar golpes de Estado en Irán con la ayuda de antiguos elementos del régimen derrocado; uno de los ejemplos más claros fue el golpe conocido como “golpe de Noye” en 1980; la intentona golpista, denominada la operación ‘Noye’, fue planificada y ejecutada por algunos ex responsables y altos mandos militares depuestos del derrotado régimen de Pahlavi, y contó con el apoyo directo de Estados Unidos y su Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés). La fallida trama consistía en lanzar ataques aéreos a gran escala en Teherán a objetivos como la residencia del fundador de la República Islámica, Imam Jomeini, el aeropuerto internacional de Mehrabad, la Oficina del primer ministro y el Departamento Central del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, entre otros centros gubernamentales a fin de derrocar la recién establecida República Islámica y restaurar en el poder al último premier del régimen Pahlavi, Shapur Bajtiar.
 - Intensificar las actividades de espionaje contra Irán, utilizando agentes locales y operando desde la embajada estadounidense, conocida entonces como el “nido de espionaje”.
 
La continuidad de la ira de la juventud iraní contra la arrogancia
Uno de los efectos más significativos de las amenazas de Estados Unidos contra Irán durante el mandato de Donald Trump —y de la llamada “guerra de doce días” impuesta al pueblo iraní— fue la evidencia y confirmación abierta de la enemistad estadounidense hacia Irán, algo que en años anteriores los líderes de las potencias hegemónicas solían ocultar bajo otros pretextos.
Trump habló abiertamente de la necesidad de que Irán se rinda. Esta franqueza refleja el fracaso de la hegemonía estadounidense ante la resistencia y firmeza del pueblo iraní, especialmente de sus jóvenes, que han obligado a sus enemigos a confesar de manera explícita su hostilidad. En otras palabras, esta claridad ha hecho que la nueva generación de iraníes ya no tenga dudas sobre la enemistad de Estados Unidos hacia su pueblo.
El origen de esta hostilidad, que vuelve a recordarse estos días con motivo del aniversario del 13 de Aban, se remonta al golpe de Estado del 19 de agosto de 1953 y a los posteriores intentos de Estados Unidos por ejercer su dominio sobre Irán mediante asesores militares y políticos durante la época del régimen Pahlavi. Estos asesores tenían tanto poder que su autoridad superaba incluso la del propio Mohamad Reza Pahlavi, quien ostentaba el título del shah de Irán.
Desde la década de 1960, los estadounidenses buscaron ampliar su control sobre los asuntos iraníes presionando al régimen Pahlavi para aprobar la ley de capitulaciones, que consolidaba su influencia en el país. La oposición del Imam Jomeini a esa ley impuesta provocó su exilio, una medida con la que el régimen creyó haber cerrado el expediente de la Revolución Islámica. Sin embargo, el exilio del Imam Jomeini, primero a Turquía y luego a Irak, en realidad facilitó sus actividades en el extranjero y allanó el camino para el triunfo de la Revolución Islámica.
La juventud iraní, tanto antes como después del triunfo de la Revolución, consideró que la continuación del movimiento revolucionario debía pasar necesariamente por la resistencia frente a Estados Unidos. A pesar de sus intentos de organizar un golpe de Estado en vísperas de la victoria revolucionaria, Washington no logró impedirla, y tras la instauración del nuevo sistema islámico hizo todo lo posible por obstaculizar su consolidación. Estas acciones llevaron finalmente a los estudiantes seguidores de la línea del Imam Jomeini a tomar la embajada estadounidense en Teherán.
¿Cómo se desarrolló el golpe de Estado que derrocó a Mosadeq en Irán?
el 19 de agosto de 1953, Irán fue escenario de un golpe de Estado orquestado por el Reino Unido y Estados Unidos que derrocó al primer ministro democráticamente elegido, Mohamad Mosadeq, y restableció el régimen monárquico de Mohamad Reza Pahlavi.
El derrocamiento ilegal se llevó a cabo en una operación conjunta de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de EE.UU.) y el MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto del Reino Unido), apoyada por políticos sobornados, oficiales del ejército y medios de comunicación, además de protestas callejeras orquestadas.
Durante cuatro días, Irán descendió en un espiral de violencia marcada por una serie de asesinatos, bombardeos simulados y sabotajes, culminando con la caída de Mosadeq.
El golpe resultó en cientos de víctimas y en un juicio espectáculo contra Mosadeq, dando paso a 26 años de gobierno autoritario que solo terminó con la Revolución Islámica de 1979 liderada por el Imam Jomeini (P).
