“Las Naciones Unidas condenan enérgicamente el ataque […] contra un cuartel general de la Policía en la provincia de Sistán y Baluchistán, República Islámica de Irán, del que se ha atribuido la responsabilidad el grupo Yeish al-Adl, […] y destaca la necesidad de llevar ante la justicia a los autores de este ataque”, dijo el viernes Stéphane Dujarric, portavoz del jefe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en una rueda de prensa.
El vocero trasladó también “el más sentido pésame” del organismo mundial “a las familias afligidas, al pueblo y al Gobierno” de Irán, deseando asimismo una pronta recuperación a los heridos.
Al menos 11 agentes de policía iraníes perdieron la vida y otros siete resultaron heridos en el ataque ocurrido en la madrugada del viernes contra una comisaría situada en la ciudad de Rask, en la provincia de Sistán y Baluchistán, cerca de la frontera de Pakistán, según las fuentes oficiales.
El ataque condujo a intenso intercambio de disparos entre los terroristas y la policía. Al menos dos terroristas fueron abatidos y otro resultó lesionado, mientras que el resto se dio a la fuga, según las autoridades provinciales.
El presidente del Poder Judicial de Irán, Qolam Hosein Mohseni Eyei, denunció que el ataque fue perpetrado por “mercenarios de los enemigos” de Irán y lo catalogó como otro intento de la “arrogancia mundial” para socavar la seguridad y la paz del país persa. Prometió además llevar a los autores ante la justicia.
El grupo terrorista Yeish al-Adl, con sede en Pakistán, ha reclamado la autoría de varios atentados, secuestros y ejecuciones en el país persa, sobre todo en Sistán y Baluchistán.
Teherán, que ha asestado duros golpes a la banda extremista en los últimos años, ha pedido una y otra vez a Islamabad que actúe con dureza contra el grupo y asuma la responsabilidad de asegurar la frontera común.
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