El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, recibió a finales de junio la primera dosis de la vacuna COVIRAN Barekat. En declaraciones formuladas en aquel entonces, resaltó que no quería usar vacuna alguna que no fuera iraní, así que, según destacó, esperó para ser inyectado con una de fabricación nacional.
En este sentido, el ayatolá Jamenei, tras recibir la segunda dosis de la vacuna, ha expresado sus agradecimientos por los esfuerzos de los funcionarios de salud, especialmente los científicos e investigadores que hicieron posible la fabricación de inoculantes nacionales.
Asimismo, ha destacado la necesidad de seguir cumpliendo “íntegramente” los “protocolos sanitarios” hasta la eliminación del nuevo virus.
El Líder de Irán ha subrayado también que la interrupción al acceso a las vacunas se debe a que los proveedores extranjeros no cumplieron con sus promesas. “Este asunto recordó una vez más a la nación y a los funcionarios iraníes que depender de los demás causa problemas, por lo que debemos ser capaces de lograr la autosuficiencia en todos los terrenos”, ha resaltado.
“Por supuesto, además de la producción nacional, inevitablemente utilizaremos la producción extranjera segura, pero debemos centrarnos en la producción nacional y evitar que la gente espere demasiado”, ha urgido.
Desde el brote del nuevo coronavirus, el ayatolá Jamenei urgía a los jóvenes científicos y las compañías farmacéuticas a desarrollar vacunas locales, pese a las sanciones unilaterales y extraterritoriales impuestas por Estados Unidos contra el país persa.
De hecho, COVIRAN Barekat no es la única vacuna desarrollada por los expertos iraníes. Las compañías farmacéuticas del país están produciendo otros inoculantes contra la letal enfermedad, algunos de los cuales son Razi COV-Pars y Pasteur.
El pasado 27 de julio, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán anunció la producción de su nueva vacuna, denominada Nura, que ha entrado en la primera fase del ensayo clínico.
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