El régimen de Israel puso el sábado en estado de alarma a sus embajadas en todo el orbe, mientras que EE.UU. envió, según un informe publicado la misma jornada, el portaviones USS Nimitz a las aguas del Golfo Pérsico, en el sur de Irán.
Todos los indicios apuntan a la implicación de estos dos aliados de siempre, léase EE.UU. e Israel, en el asesinato del científico nuclear persa Mohsen Fajrizade, quien cayó mártir el viernes pasado en un atentado terrorista realizado en el norte de Irán.
Sobre el castigo prometido tanto por la nación como por funcionarios iraníes, el experto en desnuclearización estadounidense Jeffrey Lewi, en una entrevista con el canal CNN, advirtió que “podría ser mucho más fuerte” que el ataque que lanzó Teherán contra una base de EE.UU. en Irak.
Así se refería Lewi a la operación que realizó Teherán a principios de este año en curso contra la base estadounidense de Ain al-Asad (Irak), en venganza por el asesinato del teniente general Qasem Soleimani en un atentado terrorista ordenado por el presidente norteamericano, Donald Trump.
El ataque en cuestión por parte de Irán se saldó con más de 100 heridos entre las filas de EE.UU., conforme admitieron funcionarios del Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono); no obstante, Washington nunca reveló oficialmente el número exacto de fallecidos, ni tampoco el de heridos.
En este caso, también Irán ha prometido un duro castigo a los asesinos del prominente científico, a su debido tiempo, una respuesta que podría trascender las ofensivas militares. De primeras, el país persa quiere restringir las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) a su programa nuclear.
mrg/anz/rba