• Entonces comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, Qasem Soleimani, habla con combatientes.
Publicada: miércoles, 22 de enero de 2020 9:56
Actualizada: miércoles, 22 de enero de 2020 11:17

El Líder de Irán habló por primera vez de una misión exitosa del general Soleimani en Irak, que no fue abordada por ningún medio. ¿Pero en qué ciudad estaba?

El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, dedicó gran parte de su primer discurso y sermón en el rezo colectivo del viernes, tras ocho años, al entonces comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, Qasem Soleimani, que fue asesinado el 3 de enero, a manos de EE.UU. en Irak.

“Ellos (los estadounidenses) asesinaron al general Soleimani, que era el comandante más reconocido y más poderoso en la lucha contra el terrorismo en la región. ¿Qué otro comandante se atrevería a hacer lo que él hizo? Que se vaya a una región que estaba bajo asedio completo del enemigo. El mártir Soleimani entra con un helicóptero en la región (…) Se rompe el asedio, huyen los enemigos. ¿Quién puede hacer algo similar?”, indicó el Líder.

El ayatolá Jamenei, asimismo, recordaba que los jóvenes asediados en aquella zona, que no tenían comandantes, ganan fuerza y se sienten animados al ver al célebre estratega iraní, y luchan para recuperar su hogar de los enemigos. ¿Pero a qué zona se refería el Líder? En ningún momento de su discurso menciona el nombre, ni su ubicación.

El general Soleimani, el libertador de Amerli, ciudad asediada por Daesh

El Líder de la Revolución Islámica se refería a la ciudad chií de Amerli, ubicada en el este de la provincia de Salah Al-Din, en el centro de Irak, y a unos 100 kilómetros de las fronteras que comparte Irak con Irán.

 

Esto se produjo en momentos en que el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) se fortalecía y ostentaba el pleno poder y nadie, prácticamente, se atrevía a hacer frente a sus integrantes takfiríes y ultraviolentos, ni los ejércitos de Irak o Siria, ni otros grupos armados y terroristas como el Frente Al-Nusra (autodenominado Frente Fath Al-Sham).

Daesh, tras ocupar grandes partes en Siria, aprovechó el vacío de la seguridad en Irak y avanzó en las zonas norteñas y centrales del país, llegando a Amerli, donde la mayoría de los residentes son turkmenos chiíes iraquíes.

El general Soleimani, en una peligrosa misión nocturna, entra con un helicóptero a la ciudad y organiza a los residentes voluntarios para defender su hogar y ahuyentar a los miembros de Daesh. La valentía del alto comandante persa, de hecho, impidió el colapso de la ciudad, la matanza de los residentes y el saqueo de sus propiedades.

El general Soleimani contribuyó, en gran medida, a la erradicación de Daesh, tanto en Irak como en Siria, por lo que las células durmientes de la banda takfirí aplaudieron su eliminación.

En un informe publicado el 9 de enero, en el semanario Al-Naba, dirigido por Daesh, la agrupación terrorista califica el asesinato del asesor militar persa como “un acto de venganza” por los numerosos muertos y heridos que había causado a sus filas.

El general Soleimani, además, era “una piedra en el zapato” de EE.UU. y sus aliados por haber contribuido, en la neutralización de los complots que urdían para la región del oeste de Asia, rica en reservas naturales, entre ellas el petróleo. Por esta razón, Washington se encargó de la eliminación del alto comandante iraní y asumió, con gran orgullo, su asesinato, mientras no se encontraba en una misión militar.

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