Los concentrados han condenado la represión de los chiíes por el Gobierno de la República de Azerbaiyán luego de que la policía azerbaiyana matara a 5 fieles musulmanes e hiriera a otros 18 en una operación llevada a cabo contra los chiíes en el distrito de Nardaran, al norte de Bakú, la capital, cuando celebraban una ceremonia religiosa.
Los manifestantes de Tabriz han instado a Bakú a detener sus actos antislámicos y a liberar de inmediato a los chiíes detenidos en Nardaran.
Además, han pedido al Gobierno y al Parlamento iraníes que tomen cartas en el asunto a través de canales "legales y diplomáticos" para aliviar la presión sobre los musulmanes chiíes de Azerbaiyán.

En los últimos días, legisladores y otros responsables iraníes han censurado a Bakú por el asesinato y detención de los chiíes durante las ceremonias religiosas.
El Gobierno azerí lanzó una nueva ola de ataques contra los musulmanes chiíes el 26 de noviembre, cuando sus fuerzas de seguridad mataron a cuatro miembros del Movimiento por la Unidad Musulmana (MMU) durante una redada en el pueblo de Nardaran. Al menos 14 personas fueron arrestadas durante el ataque, incluido el líder del MMU Tale Bagirzade, también conocido como Sheij Bagirov.
El MMU goza de un amplio apoyo público que pone de manifiesto la participación de miles de personas en una protesta convocada por el movimiento cerca de Bakú contra la detención de otro líder, Elchin Gasymov, a principios de este mes. La policía detuvo entonces a varios miembros del grupo por corto espacio de tiempo.

En un ataque posterior en Nardaran, realizado el 3 de diciembre, la policía disparó y mató a cinco musulmanes chiíes, y detuvo a 32 personas.
Azerbaiyán es un Estado de mayoría chií de más de nueve millones de personas, de las que los chiíes representan el 85 por ciento. El Gobierno secular del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, reprimió en 2010 un levantamiento popular dominado por los chiíes en medio de la indignación internacional por su política de mano dura.
mep/mla/hnb