“La ocupación israelí ha exterminado a 902 familias palestinas y las ha borrado del registro civil al matar a todos sus miembros durante un año de genocidio en la Franja de Gaza”, denunció el miércoles la Oficina de Información de Gaza en un comunicado publicado en vísperas del primer aniversario del conflicto que se ha cobrado al menos 41 788 vidas palestinas, en su mayoría mujeres y niños.
La nota detalla que de otras 1364 familias solo queda vivo un único miembro y que hay otras 3472 familias en las que el ejército israelí ha matado a todos sus miembros excepto a dos.
La Oficina de Información de Gaza tachó de “crimen de genocidio” la campaña militar israelí en el enclave, y responsabilizó a Estados Unidos por la masacre de civiles palestinos, patrocinado los bombardeos indiscriminados en zonas residenciales, refugios e infraestructuras civiles.
También denunció la complicidad de varios países “europeos y occidentales”, entre ellos el Reino Unido, Alemania y Francia, en el genocidio por proporcionar armas “letales y prohibidas internacionalmente” al ejército israelí.
La nota llamó a la comunidad internacional a condenar “estos crímenes sistemáticos contra civiles y contra niños y mujeres, en particular” y pidió hacer rendir cuentas a Israel y los países que le apoyan.
En junio, un análisis realizado por la agencia de noticias Associated Press (AP) indicó que la agresión israelí a la Franja provocó la desaparición de linajes palestinos enteros y, en ocasiones, de cuatro generaciones de una misma familia, generación de entre 20 y 30 años.
Desde el inicio de la guerra genocida israelí el 7 de octubre de 2023, al menos 41 788 personas han muerto y otras 96 790 han resultado heridas en el devastado enclave palestino, según las últimas cifras del ministerio de Salud gazatí.
Pese a las destrucciones generalizadas, el régimen sionista continua con sus bombardeos, atacando particularmente las llamadas ‘zonas seguras’ en el enclave costero, donde se refugian miles de personas desplazadas.
Las Naciones Unidas consideran la campaña militar israelí como un “genocidio”, mientras que las organizaciones de derechos humanos advierten que el objetivo del régimen es el exterminio y la limpieza étnica del pueblo palestino.
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