Por Pablo Jofré Leal
En la primera parte de este trabajo señalaba que el análisis de los ataques, bombardeos y crímenes cometidos contra la República Islámica de Irán, desde la madrugada del 13 de junio de este 2025 a manos de la entidad nacionalsionista israelí y el posterior ataque aéreo entre ese régimen y su aliado estadounidense, a las instalaciones nucleares de la nación persa se concretó bajo una manida argumentación: la necesidad de un “ataque preventivo” o bajo la falsa acusación que el país a agredir está ad portas de poseer armas nucleares. Es decir, la misma línea argumental que ha significado la agresión de numerosos países en la región de Asia occidental.
En un interesante documento publicado por el Daily Mail en octubre del año 2015 se dieron a conocer una serie de antecedentes, donde queda claramente establecido el pacto entre la triada conformada por George W. Bush, y Tony Blair y José María Aznar denominado Pacto Crawford (1) que tiene datos valiosísimos respecto a los acuerdos entre Washington y Londres, como Washington y Madrid, destinado a garantizar la invasión militar contra Irak preparado para ello el camino político, comunicacional y militar para concretar este plan. Dicho documento salió a la luz a partir de los correos privados de la estadounidense, ex senadora y candidata presidencial, además de secretaria de estado Hillary Clinton y que tuvo que entregar a un tribunal estadounidense.
La publicación de esta Acta corroboró algo que ya era sabido: que el tema de las armas de destrucción masiva no fue más que un pretexto y que no había nada que Iraq pudiera hacer antes de la invasión para evitar la guerra. Los datos de que Iraq estaba cooperando activamente con los inspectores de la ONU, ofrecidos por su jefe Hans Blix, y de que aquellos no habían hallado ningún indicio de la existencia de tales armas fueron rechazados con desprecio por la Administración Bush.
El Pacto de Crawford es la prueba concluyente que la dupla Blair-Bush, fundamentalmente, marcó como objetivo engañar al mundo y llevar a cabo sus planes de agresión, invasión y crímenes de guerra contra Irak. Alianza al cual hay que sumar al nefasto ex presidente español José María Aznar que, al igual que Blair, suele llenar sus bolsillos con charlas internacionales sobre la seguridad mundial, el papel de las democracias occidentales y la búsqueda de un nuevo orden internacional. Un Aznar que se reunió con Bush en su rancho de Estados Unidos – como igualmente lo había hecho Tony Blair - donde demostró su lealtad absoluta ante el mandatario estadounidense y que llevó a España a comprometerse en una agresión con características de genocidio. Actas que fueron publicadas en su momento por el diario El País de España (2).
El Iraq Inquiry mostró, igualmente, la fragilidad de las llamadas democracias occidentales, que debían apelar todo tipo de mentiras para acallar las voces disidentes al interior de sus instituciones estatales y la propia sociedad que vivió en carne propia el intervenir en países a miles de kilómetros de la islas británicas y que se expresó en el ataque a Londres en julio del año 2005 a manos de grupos terroristas ligados a los mismos que Gran Bretaña, Estados Unidos y España ayudaron a generar. La misma base que les serviría, posteriormente para alentar revueltas sociales y el derrocamiento de gobiernos y agresiones sangrientas como la experimentada por Siria durante 13 años desde el inicio de lo que ese occidente llamó las primaveras árabes.
El Informe Chilcot y el Pacto de Crawford es muestra evidente de la inmoralidad, la suciedad que envuelve el actuar de aquellos que desgarran vestiduras respecto a la supuesta defensa de los derechos humanos, la búsqueda d ela democracia. Las investigaciones en Gran Bretaña respecto al papel criminal cumplido por Tony Blair sacaron a la luz, el mismo tipo de sometimiento que se vive hoy en Europa, con relación a Washington: serviles, patio trasero, indignos, sin soberanía. Esa evidencia se expresó a través de una serie de cartas privadas que intercambiaron Blair y el ex presidente George W. Bush.
En un artículo escrito en aquel año que fue publicado el Informe Chilcot señalé (3) respecto a esas cartas “en una de ellas, la del 28 de julio del año 2002 – 8 meses antes del inicio de la guerra – Blair señala, cual loco enamorado “estaré contigo pase lo que pase”. Pero, igualmente, en aquella misiva Blair da a conocer que no todo era miel sobre hojuelas en su país y que sería difícil obtener apoyo en su país, para entrar en la guerra de agresión “La planificación y la estrategia de todo esto son difíciles. Esto no es Kosovo, no es Afganistán. Ni siquiera es la Guerra del Golfo. Ahora mismo en el Reino Unido, no puedo estar seguro de contar con el apoyo del Parlamento, del partido, del público o incluso de algunos de mis ministros".
Tony Blair ante la petición de Bush a sus socios de la OTAN de acompañarlos en su agresión e invasión a Irak señaló que lo haría “incondicional y ciegamente” en un juramento de fidelidad que lo llevó a comparecer ante la sociedad y el parlamento inglés, para responder sobre aquellos puntos que Chilcot resumió en su presentación: Se manipularon los datos de inteligencia, no había base jurídica internacional ni nacional que avalara la intervención inglesa contra otro pueblo, no hubo decisión de agotar las vías políticas en el deseo de avanzar con decisiones militares.
Las acciones de Blair pusieron en peligro no sólo a su país, sino que al mundo entero con fallos estratégicos profundizando la división en Irak y amenazando su estabilidad, unidad y permitiendo el desarrollo de movimientos terroristas. En este último punto, el Informe Chilcot señala que “no sólo se le avisó a Blair que la presencia de Al Qaeda en Irak se vería fortalecida con la intervención de tropas inglesas, sino que la invasión misma de Irak se convertiría en una amenaza para el Reino Unido”. Pues así fue, sin dejar lugar a dudas. Cría cuervos y te comerán los ojos” reza el dicho y a pesar de que Tony Blair aún puede ver su figura quedará para la historia, al igual que Bush Junior y Aznar como genocidas, criminales, mentirosos compulsivos.
El Pacto de Crawford nutrió de información valiosa al Informe Chilcot para comprobar el carácter delictivo de los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña. El analista internacional Yusuf Fernández, en un interesante artículo publicado en el medio rebelión en septiembre del año 2007 titulado “Preparando un genocidio: Bush y Aznar en Crawford” nos consignaba la clara culpabilidad de Washington y los suyos en la agresión contra el pueblo de Irak y los objetivos de dominar sus riquezas “La publicación de las actas de Crawford debería servir de base legal para iniciar el procesamiento de Bush y Aznar por el delito de «conspiración contra la paz», recogido en el Juicio de Nuremberg entre los años 1946-1947…”
Fernández amplia su denuncia afirmando que “…Es claro que en el caso de Bush habría que añadir también los delitos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Ciertamente, el procesamiento de Bush y Aznar no serviría para paliar el sufrimiento ocasionado a millones de iraquíes, pero demostraría al menos que valores como la justicia y la dignidad ocupan aún un pequeño lugar en este mundo y que muchos ciudadanos de Estados Unidos y España no están dispuestos admitir que se cometan tales crímenes en su nombre” (4)
Después de nueve años de conocer el Informe Chilcot ¿Qué más necesita esta supuesta comunidad internacional para llevar a Tony Blair, George W. Bush y José María Aznar a una Corte Internacional de Justicia que sea capaz de juzgarlo por crímenes de guerra? El camino puede ser conformar Un Tribunal Penal Internacional ad hoc como el que juzgó a Slobodan Milosevic por la Guerra de los Balcanes, instituido en febrero del año 1993 o aquel Tribunal Penal Internacional donde se enjuició a los criminales de guerra por el genocidio en Ruanda, formado en noviembre del año 1994. Ambos, a instancias del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sobre farsas y crímenes de guerra se han levantado muros de injusticia, es hora de derribarlos.
Pablo Jofré Leal
Periodista. Analista Internacional.
Artículo Para Hispantv.
- Pacto Crawford. Se denominó así al acuerdo secreto firmado por el ex primer ministro de Gran Bretaña Tony Blair con el ex presidente estadounidense George W. Bush durante conversaciones en su hacienda en Crawford, Texas, en febrero del año 2003, para unirse a Washington en una guerra contra Irak, como también José María Aznar en marzo del mismo año https://rebelion.org/preparando-un-genocidio-bush-y-aznar-en-crawford/
- La publicación de dicha Acta señaló una serie de puntos acordados entre la conversación entre Bush y Aznar. Por ejemplo. Bush afirma: “Estaremos en Bagdad en marzo. (…) Sadam Husein no cambiará y seguirá jugando. Ha llegado el momento de deshacerse de él”. Por su parte Aznar señala “Necesitamos que nos ayudéis con nuestra opinión pública”. Bush ante lo dicho, refiere “la resolución estará hecha a la medida de lo que pueda ayudarte. Me da un poco lo mismo el contenido. (…) Yo prefiero invadir el 10 de marzo. Esto es como el juego del policía bueno y el policía malo”. “A mí no me importa ser el policía malo y que Blair sea el bueno”. Aznar señala “Lo único que me preocupa de ti es tu optimismo”
- https://www.hispantv.com/noticias/opinion/281410/informe-chilcot-tony-blair-invasion-guerra-irak
- https://rebelion.org/preparando-un-genocidio-bush-y-aznar-en-crawford/