“Mi unicornio azul ayer se me perdió,
Pastando lo deje y desapareció.
Cualquier información bien la voy a pagar.
Las flores que dejó no me han querido hablar…”
Silvio Rodríguez. Canción homenaje a Roque Dalton.
Ha transcurrido ya el mes de mayo y en esas fechas suelo recordar a un hombre esencial, ya desaparecido físicamente pero que pervive en nuestro recuerdo y que se hace más presente que nunca en virtud del derrotero que su país natal ha tomado bajo la administración del régimen del presidente Nayib Bukele.
Hoy, ese ser humano al cual me refiero habría cumplido 90 años. Nacido el 14 de mayo de 1935, en San Salvador, capital de la República de El Salvador. Me refiero a uno de los más brillantes poetas y ensayistas latinoamericanos: Roque Dalton García. Comprometido con la lucha de su pueblo, vivió las penurias, alegrías y las contradicciones de una época, que marcó igualmente su muerte, absurda, deleznable, a manos de sus propios compañeros, también un día en el mismo mes de su nacimiento. El 10 de mayo de 1975.
Hace unos años atrás, mi hijo mayor, que también cumple años en el mes de mayo, demandó explicaciones respecto a su nombre. Por qué este nombre, de dónde provenía tal manera de llamar a alguien. Por qué se llamaba Roque y no Juan, por ejemplo. No tuve que hacer mucha memoria para recordar a este poeta y su vida, que llenaron mis horas por largas jornadas y que influenció esta elección a la hora de dar un nombre significativo a este hijo que hoy interrogaba por el suyo. No hay año en que no recuerde a este poeta y mi mejor homenaje es, justamente, traerlo año a año a este presente, a través de estas letras.
Roque Dalton García es el nombre del ejemplo. Un hombre al cual podemos perfectamente, asimilar la paráfrasis de su propio homenaje a la muerte del Che. Roque Dalton es: “la encarnación de lo más puro y lo más hermoso que existe en el seno de esa actividad grandiosa que nos impone nuestra época: la lucha por la liberación de la humanidad; la profunda lección moral y política de su vida y de su muerte forma parte inapreciable del patrimonio revolucionario de todos los pueblos del mundo, y cuya desaparición física es un hecho irreparable para el cual no debemos escatimar lágrimas de revolucionarios; la actitud fundamental a que nos obliga su actual inmortalidad histórica es hacernos verdaderamente dignos de su ejemplar sacrificio”.
Un hombre como nosotros
“La poesía no se escribe con ideas, sino con palabras” declaraba, a fines del siglo XIX, el poeta francés Guillaume Mallarmé. Esta sentencia, errada en Latinoamérica, y supongo que, en el resto del planeta, sobre para todo aquel que tenga como arma de combate la escritura contra las injusticias que se cometen, cae estrepitosamente ante la obra vital y literaria de poetas, narradores y todos aquellos hombres y mujeres que han hecho de la literatura el modo de expresar verdades, sentimientos, deseos, anhelos e igualmente fracasos.
Uno de esos hombres: vital, vigoroso y tenaz fue Roque Dalton, una de las figuras cimeras de la poesía Latinoamericana del siglo XX. Tan genial como desconocido por parte de nuestras sociedades más propensas a la parafernalia de oropeles y las acciones de la inmediatez que la profundidad, Roque era tan brillante como comprometido con las causas de justicia y libertad de su pueblo: Hijo de un estadounidense afincado en esas tierras centroamericanas y una enfermera salvadoreña, que supo empaparse de la realidad trágica de su pueblo y abrevar su espíritu inquieto con letras bebidas de múltiples fuentes.
Los poetas franceses como Billón, Saint John Perse, Kafka, Salarrué y hasta Henry Miller allegaron agua a ese molino creativo, inquieto, pleno de un humor desbordante y de extremo rigor intelectual, como solía caracterizarlo el fallecido escritor argentino Julio Cortázar quien admiraba la obra de dalton “”Roque es para mí el ejemplo muy poco frecuente de un hombre en quien la capacidad literaria, la capacidad poética se dan desde muy joven mezcladas o conjuntamente con un profundo sentimiento de con naturalidad con su propio pueblo, con su historia y su destino”.
Roque Dalton se definía como uno de nosotros, sin más ni menos: “Yo como tú, amo el amor, la vida, el dulce encanto de las cosas, el paisaje celeste de los días de enero. También mi sangre bulle y río por los ojos que han conocido el brote de las lágrimas. Creo que el mundo es bello, que la poesía es como el pan, de todos. Y que mis venas no terminan en mí, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poseía de todos”. Poeta y revolucionario son dos conceptos que en Roque Dalton se conjugaron con perfecta armonía. Demostró, mediante su temática como escritor y en la vida práctica como intelectual comprometido con las causas justas de su pueblo y de Latinoamérica, que la verdad sí podía ser encerrada en palabras. Mediante la poseía, sostenía Dalton, era posible decirlo todo.
“… Poesía, perdóname por haberte ayudado a comprender que no estás hecha sólo de palabras…agradecido te saludo poesía porque hoy al encontrarte (en la vida y en los libros) ya no eres sólo para el deslumbramiento, gran aderezo de la melancolía. Hoy también puedes mejorarme, ayudarme a servir, en esta larga y dura lucha del pueblo…” Para Roque Dalton el trabajo poético le permitía expresar su propia vida, su tiempo: “Camino para tal intento, desde el hecho, aparentemente simple de ser salvadoreño, parte de un pueblo latinoamericano que busca su felicidad luchando contra el imperialismo y la oligarquía criolla y que, por razones históricas bien concretas tiene una tradición cultural sumamente pobre. Tan pobre, que solamente en una debilísima medida la ha podido incorporar a esa lucha que reclama todas las armas”.
Un poeta revolucionario
Sus letras, opiniones y acciones son expresión de diversidad, riqueza en el uso del lenguaje y compromiso político. Riqueza oral y escrita demostrada verbo a verbo, poesía de rompimiento con los moldes y usanzas de la época. Sus poemas son edificios elaborados con insólitas relaciones, entre elementos disímiles en una lucha dialéctica de unión y lucha de contrarios. Viajó, al igual que su referente político y modelo de hombre: El Che, por gran parte de Latinoamérica. Vivió en Chile, donde estudió la carrera de leyes y en México, donde se empapó de periodismo y tertulias literarias.
A pesar de militancias, luchas, y avatares políticos su visión de la poesía era firme: “El poeta debe ser, fundamentalmente fiel con la poesía, con la belleza. Dentro del caudal de lo bello debe sumergir el contenido que su actitud ante la vida y los hombres le imponga como gran responsabilidad de convivencia, Y aquí no caben los subterfugios ni la inversión de los términos. El poeta es tal porque hace poesía, es decir, porque crea una obra bella. Mientras haga otra cosa será todo lo que quiera menos un poeta. Lo cual, por supuesto, no implica con respecto al poeta una privilegiada situación entre los hombres, sino tan sólo una exacta ubicación entre los mismos y una rigurosa limitación de sus actividades, que también sería eficaz en el caso de particularizar la calidad de los médicos, los carpinteros, los soldados o los criminales”.
“La ventana en el rostro” escrita en el año 1961 fue su primer libro, donde están contenidos las características de lo que sería todo su trabajo futuro: Un lenguaje fulgurante, rupturista, la voluntad conceptual y una estructura innovadora que empieza a abrirle paso en la gran camada de poetas, cuentistas, ensayista y novelistas que ha dado Latinoamérica en el siglo XX. Le siguió “El Turno del Ofendido”, donde comienza a perfilarse con mayor nitidez su poesía plena de ironía y crítica no sólo frente a otros poetas, sobre todo los adoradores del soneto, que para Dalton significaba, en ese momento “una poesía conservadora, anacrónica y no sólo por el formalismo esencial que el sonetismo conlleva, sino porque los problemas de la vida actual no caben en vasos tan puros y estrechos” (Carta de Roque Dalton a los autores de la Revista “De aquí en adelante”.
En el Poema “Canto a Nuestra Posición” dedicado a su amigo y compañero Otto René Castillo, expresa su crítica afilada a esos llamados de hacer florecer todo en el poema ya que el hombre parecía ser un pequeño dios: “…¿Cómo pudisteis cantar infamemente a las abstractas rosas y a la luna bruñida, cuando se caminaba paralelamente al litoral del hambre y se sentía el alma sepultada bajo un volcán de látigos y cárceles, de patrones borrachos y gangrenas y obscuros desperdicios de vida sin estrellas?…Ay poetas que os olvidasteis del hombre, que os olvidasteis de lo que duelen los calcetines rotos, que os olvidasteis del final de los meses de los inquilinos, que os olvidasteis del proletario que se quedó en una esquina con un bostezo eterno inacabado, lleno de balas y sin sangre, lleno de hormigas y definitivamente sin pan… ay poetas ¡como duelen vuestras estaturas inútiles!”.
Estudió e investigó con rigurosidad y con originalidad la historia de El Salvador a través de la publicación de un libro de testimonio fundamental, respecto a las luchas obreras y campesinas en El Salvador: “Miguel Mármol: la insurrección en El Salvador: año 1932” donde a través de la historia de este personaje real se da cuenta de la represión al levantamiento campesino y que ocasionó 20.000 muertos en apenas tres meses. Su quehacer literario lo colocó al servicio de su pueblo y cuando este reclamó su presencia en esa Inmensa estepa verde que son las montañas de Morazán, y ellas se convirtieron en su hogar no dudo, un minuto, en convertirlas en una nueva trinchera de palabras y balas.
Morazán se convirtió en el último centro de su creación, no sólo de dardo-palabras maravillosas lanzadas al centro de la injusticia, golpes de ideas, de agudezas sustantivas, verbales y adjetivas, bofetadas de realidad, sino también de plasmar a ese hombre nuevo, que años atrás, en montañas de la sierra boliviana se empezó a visualizar en forma de pájaro de fuego llamado Ernesto. Morazán sería su escalón más alto en la vida de un revolucionario, su vida plena pero también su muerte, tan brutal como absurda a manos de una fracción de la organización guerrillera en la cual militaba (el Ejército Revolucionario del Pueblo), en el trágico 10 de mayo del año 1975.
¿Cuáles fueron los cargos, en concreto, que le formularon? Preguntó Juan José Dalton (Hijo de Roque) en una entrevista realizada a uno de los responsables de la muerte de su padre, el ex líder del ERP, Joaquín Villalobos (1)
“Básicamente fueron dos, el cargo más importante que se le imputaba era el de promover la insubordinación y la deserción; el segundo fue un cargo adicional que en realidad nunca llegó a documentarse, sino que fue un cargo bajo sospecha. El cargo insubordinación para aquel entonces se podría considerar como real, pero de lo que se estaba tratando era de un problema político, o sea, parte de los problemas de la etapa fundamentalista de una organización en desarrollo…”.
Villalobos siguió con su explicación que ahondaba su responsabilidad “Lo que él estaba haciendo era tomando contactos con gente para convencerlas políticamente de su posición y eso a la luz de nosotros -en la otra posición- era considerado divisionismo. Había hablado con un compañero, que fue el primer explosivista, Pancho, y lo había incitado a que se insubordinara, a que se fueran juntos porque estaba planteado claramente un problema político. El segundo cargo en realidad fue formulado bajo sospecha a raíz de una historia con relación a su fuga de la cárcel de Cojutepeque (1964); hecho en el que quedó como un chisme, que su fuga la propició la CIA.
A esto, ya no a la luz de nuestra posición de aquel momento, no a la luz de aquel debate que teníamos entre nosotros, sino explicándome este fenómeno con la misma lógica que explicó la parte nuestra, el problema es que Roque estuvo con un conflicto dentro del Partido Comunista y en éste también era tradición que los que disentían se les cargaba con motes de este tipo y cualquier cosa era considerada inmediatamente peligro de agente enemigo. Todavía recuerdo, incluso, que en los años 70 a los que comenzamos a formar los primeros grupos armado se nos tachó de ser de la CIA; era parte de la lógica de la época. Pero, de ninguna manera aquello tenía ni la más mínima seriedad.
A partir de ahí se consideró que era un peligro si se le dejaba en libertad ya que eso podía afectar a la seguridad del resto; estas son las argumentaciones más fuertes que en una etapa de clandestinidad se arguyen para no atender los problemas que a veces constituyen disidencias políticas; incluso, hasta en algunos casos se llega a entender que son disidencias políticas pero por el temor a que se deriven en problemas de seguridad, entonces se incurren en faltas tan graves como el ajusticiamiento y los fusilamientos y la tendencia de eliminar a un opositor, a un adversario político” concluyó el otrora revolucionario adscrito hoy a la asesoría de gobiernos situados en la trinchera opuesta a las posiciones que un día dijo defender.
Terrible destino, triste realidad de aquellos que asesinaron a este hombre, en especial Joaquín Villalobos convertido, posteriormente en profesor visitante en una universidad inglesa y miembro de la Fundación estadounidense Dialogo interamericano. La historia nos ha mostrado que el acusador infame termina como escudero del imperio (2) Un Villalobos enaltecido por la prensa de las potencias occidentales, pero que jamás llegará ni siquiera al talón de un hombre como Roque, bajo en estatura, pero, gigante como poeta y rebelde en una conjugación práctica y, estaba convencido que una de las vías fundamentales, posibles de transformar al intelectual en intelectual revolucionario era la acción social.
Pablo Jofré Leal
Periodista. Analista internacional
Articulo para HispanTV
- El otrora líder de la ex-guerrilla salvadoreña, Joaquín Villalobos (profesor hoy en una Universidad Francesa), reconoció en exclusivo al diario mexicano Excelsior, en el año 1993, en entrevista dada al hijo de Roque, Juan José Dalton, que el asesinato del destacado escritor Roque Dalton, es el error más grande que haya cometido en su carrera política como integrante del «colectivo» que decidió tal acción. Un «tribunal», del cual Villalobos «no quisiera hablar», lo condenó a muerte bajo cargos de «sedición», de «ser agente del enemigo y de la Agencia Central de Inteligencia (ClA)». Pruebas fehacientes de los cargos que se le imputaron no se presentaron entonces, y en la actualidad las acusaciones son «totalmente devaluadas»; por lo que todo parece indicar, y confirma las denuncias de importantes sectores nacionales e internacionales, que se trató de un asesinato político sin justificación de ninguna índole. Para leer la entrevista completa puede acudir a http://www.agenciapacourondo.com.ar/cultura/habla-joaquin-villalobos-uno-de-los-responsables-del-asesinato-de-roque-dalton
- Villalobos desmontó el Ejército Revolucionario del Pueblo y pasó a una misteriosa vida apolítica. Tuvo la oportunidad de ocupar una cátedra en la prestigiosa universidad inglesa de Oxford, ignoro a partir de cuáles méritos académicos. Pero a poco volvía a América Latina, escribía para el diario español El País y se convertía en asesor político de ¡¡Álvaro Uribe! Como última noticia –para redondear el currículum del asesino en jefe– escribe sobre la manera de enfrentar al chavismo. Lo que allí dice es lo de menos, pero el propósito del libelo responde una pregunta –no la muy compleja de cómo derrotar al pueblo venezolano– sino otra que nos hemos hecho, muchos amigos de Roque Dalton: ¿cuál fue la verdadera causa de su asesinato? Creo que está muy claro que Villalobos, el guerrillero jefe del ERP, el asesino de Roque ha sido desde el primer momento un agente de la CIA, un ejecutor de claros y ambiciosos proyectos del imperialismo. Este supuesto “hombre de izquierda”, tan de izquierda como para considerar traidor a Roque Dalton porque “llevaba una vida bohemia, escribía poesía y amaba la Revolución Cubana”, fue asesor de Álvaro Uribe, el más fiel servidor que, en los últimos tiempos, han tenido los Estados Unidos en América Latina; colabora en un diario que ha girado enteramente a la derecha, pero el asesinato de Roque Dalton fue su máxima colaboración con la CIA. http://www.cubadebate.cu/especiales/2014/03/09/el-curriculum-de-un-asesino/#.XrlTE2hKiM8