Publicada: domingo, 26 de mayo de 2024 23:05

Es una tarea difícil hablar de estadistas, cuyas vidas estuvieron llenas de esfuerzos sinceros y puros en el servicio, por la satisfacción de Dios y a su nación, ya que no se le puede hacer justicia.

 Por: Ali Akbar Salehi

A la vanguardia está el mártir ayatolá Seyed Ebrahim Raisi, el devoto presidente de la República Islámica de Irán, que tenía una personalidad con características distinguidas, como nobleza, humildad, orientación hacia las personas, vida sencilla, apego a la ética y una fe indomable.

Junto a él estaba alguien con quien tenía una gran afinidad, el mártir Dr. Hosein Amir Abdolahian. Cuando tuve el honor de desempeñarme como ministro de Asuntos Exteriores de Irán (2010-2013), él se desempeñaba como director del departamento Árabe-África del Ministerio.

Por lo tanto, estábamos juntos en mi primer viaje oficial a Irak. Durante ese viaje, conocí la profundidad de su sabiduría, perspicacia y profundo conocimiento de los problemas regionales. Por eso, decidí utilizar su presencia en puestos más altos del Ministerio a nuestro regreso de Irak.

En ese momento, la situación en la región de Asia Occidental y África del Norte, especialmente en Siria, era caótica. Por lo tanto, consideré oportuno nombrar embajador en Siria al Dr. Mohamad Reza Sheibani, entonces vicecanciller para Asuntos Árabes y Africanos, debido a sus valiosas experiencias.

Al mismo tiempo, nombré como su sucesor al Dr. Amir Abdolahian. Desde entonces y durante un tiempo durante el mandato del Dr. Mohamad Yavad Zarif como ministro de Asuntos Exteriores de Irán, el Dr. Amir Abdolahian continuó desempeñando esa importante responsabilidad diplomática.

Una de las características destacadas del mártir, por su formación, fue combinar las experiencias de campo con la diplomacia. El Dr. Amir Abdolahian actuó con sinceridad, honestidad, sabiduría y confianza en Dios en cada período y en cada responsabilidad que le fue confiada.

Su rostro siempre sonriente y su corazón puro atraían a la gente hacia él. Era la encarnación perfecta del famoso dicho del Imam Ali (P) que describe a los fieles: “su sonrisa en su rostro y su dolor en su corazón”.

Cada vez que tuve la oportunidad de conocer al Dr. Amir Abdolahian, él interactuó con la mayor humildad y emociones humanas puras.

Otro ser querido que perdimos en esta tragedia es el estimado ayatolá Ale Hashem, un clérigo prominente y respetado representante del Líder de la Revolución Islámica en la provincia noroccidental de Azerbaiyán Oriental.

Además de poseer virtudes eruditas, era una encarnación de la ética y la humildad. Unos días antes de su martirio, tuve el privilegio de conocerlo en el Congreso Internacional del Imam Reza (P) en la ciudad de Mashad.

Su comportamiento, lleno de amor y humildad, le confirió un aspecto radiante.

Los demás compañeros de nuestro presidente mártir eran servidores de la gran nación iraní que estaban destinados a alcanzar la gracia del martirio. Vivieron felices y fueron martirizados felices.

Sin embargo, este doloroso incidente representa una gran pérdida para la nación iraní y la comunidad musulmana. La nación perdió estadistas compasivos y trabajadores.

El mártir Raisi tenía posiciones políticas firmes y de principios y era un firme partidario de la causa palestina. En este camino, su hábil y confiable ayudante fue el mártir Dr. Amir Abdolahian.

Aunque la pérdida es muy difícil de soportar, estamos seguros de que la gran nación de Irán, con las bendiciones de la sangre de los mártires y su gran determinación, y guiada por el sabio Líder de la Revolución Islámica, superará con confianza estos tiempos difíciles y emergerá más fuerte.

Debido a que este pueblo trabajó para la complacencia de Dios y en su nombre, por lo tanto la mano del destino seguramente sostendrá a esta honorable y noble nación.

* Ali Akbar Salehi es un académico, diplomático y exministro de Asuntos Exteriores iraní (2010-2013). También se desempeñó como jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán (2009-2010 y 2013-2021).