Por Xavier Villar
El video, producido por la embajada, tenía como objetivo presentar al diplomático desde una perspectiva diferente, aparentemente cercana al pueblo iraní.
En él, respondía a preguntas sin contenido político y centradas en lo cultural, tales como sus preferencias entre té o café, o a qué equipo de fútbol apoyaba en Irán, entre otras similares.
El problema con el vídeo es que se ve desde una perspectiva que se puede calificar como "reduccionismo cultural", en la cual no se tienen en cuenta las dinámicas políticas, se omiten las dimensiones histórico-coloniales y se concentra, de manera exclusiva, en una visión cultural desconectada de lo político.
La circulación del vídeo del embajador británico es un ejemplo de esta perspectiva cultural desprovista de un análisis político. Otros ejemplos incluyen el bestseller "Leer a Lolita en Teherán" de Azar Nafisi y la famosa novela gráfica de Marjane Satrapi, "Persépolis".
Tanto la novela como la novela gráfica forman parte de lo que los expertos denominan el discurso "neo-orientalista", un enfoque que opera dentro de un binarismo esencialista y rígido, presentando a Irán como una parte del Oriente irracional y fundamentalista.
Ambas autoras sostienen, como era de esperar, que liberarse del velo islámico representa la expresión genuina y natural del deseo. Lo que ambas argumentan es que una vez que se retira el velo, la experiencia se vuelve "auténtica", mientras que la presencia del velo, que siempre se percibe como una imposición, conduce a la pérdida de la capacidad no solo de ejercer la agencia, sino también de percibir la realidad "tal y como es". Desde esta perspectiva, las mujeres con velo aún deben aprender a descubrir su verdadera identidad, que permanece oculta detrás del velo Islámico.
Las autoras ofrecen una supuesta visión interna de los musulmanes y del Islam que coincide con la perspectiva que Occidente ya posee. En otras palabras, ambas confirman el supuesto conocimiento que Occidente tiene sobre las poblaciones musulmanas y el Islam en general. Esto se logra mediante el uso de un lenguaje que recuerda al enfoque orientalista que Occidente ha empleado durante siglos para intervenir en las regiones musulmanas, enfatizando la necesidad de "salvar" a las mujeres musulmanas de la opresión de sus hombres y su religión. También se centran en la promoción de una serie específica de imágenes, en este caso, los cuerpos de las mujeres ocultos detrás del velo, que nuevamente refuerzan una imagen que Occidente ha perpetuado como "verdadera" durante siglos.
Las autoras tienen como objetivo perpetuar las mismas representaciones políticas que los colonizadores occidentales han difundido a lo largo de su historia imperialista en relación con la cultura islámica.
Por otro lado, en ambas creaciones literarias, existe un notable silencio sobre las atrocidades cometidas por el régimen Pahlavi. Esto genera una memoria selectiva de la historia reciente de la República Islámica, que busca desviar el enfoque de un análisis político que cuestione la relación entre la "realidad" y "Occidente".
Siguiendo este análisis, se puede afirmar que la romantización y viralización del vídeo del embajador británico hablando farsi puede interpretarse desde una perspectiva histórica que tenga en cuenta las implicaciones coloniales e imperiales de un diplomático británico manejando una lengua considerada oriental.
Para incorporar una perspectiva política en lo cultural, es enriquecedor acercarse al trabajo de Edward Said, donde revela que al referirse al poder del Orientalismo, no lo hace de manera simple y limitada, reduciéndolo únicamente a las instituciones económicas, políticas y administrativas de la dominación colonial, aunque estas instituciones representen una parte significativa de dicho poder. Al resaltar las configuraciones del poder, Said también destaca que el Orientalismo es un aparato de conocimiento imbuido de una voluntad de dominación y control.
Es precisamente esa voluntad de control, así como la distribución de poder resultante de la visión colonial, lo que queda excluido de un análisis reducido a lo cultural. En el caso específico del vídeo, que podría considerarse una anécdota más en las redes sociales, adquiere un matiz político cuando se tiene en cuenta la constante movilización de imágenes y lenguaje propios del discurso (neo)orientalista por parte de los representantes británicos, incluyendo al embajador.
El vídeo y las dos obras literarias analizadas en este artículo forman parte de un mismo ámbito discursivo que intenta reducir la conversación a cuestiones culturales y, de este modo, no tener en cuenta las estructuras políticas sobre las que se sustentan.
Evidentemente, no se está sugiriendo que hablar farsi siendo occidental implique inevitablemente caer en el orientalismo. Lo que se está tratando de expresar es la importancia de examinar la realidad política y sus conexiones históricas de larga duración para comprender el presente. Precisamente eso es lo que se pretende evitar con una perspectiva que se limite a lo cultural o lo viral y no tome en consideración la dimensión política.
Xavier Villar es Ph.D. en Estudios Islámicos e investigador que reparte su tiempo entre España e Irán.