Este miércoles 30 de agosto se cumplen dos años de la precipitada retirada de las tropas militares estadounidenses de Afganistán, después de 20 años y la consiguiente toma del poder del grupo Talibán en el país centroasiático, devastado por la guerra.
En este contexto, los talibanes declararon este jueves 31 de agosto fiesta nacional para celebrar su segundo año en el poder y la retirada de Estados Unidos de Afganistán.
La nación afgana enfrentó muerte y desplazamiento masivo durante dos décadas de invasión estadounidense y ahora tiene que lidiar con las restricciones y la congelación de sus activos impuestas por Washington.
De hecho, informes de los medios afirman que las brutales sanciones impuestas por Estados Unidos a Afganistán están llevando a la reducción o incluso la suspensión de la ayuda médica de las organizaciones internacionales.
Según el Plan de Respuesta Humanitaria de Afganistán revisado para 2023, un total de 28,8 millones de personas en Afganistán necesitan asistencia humanitaria inmediata, lo que representa el 70 por ciento de la población del país.
Además, los talibanes, a pesar de prometer una administración más moderada en comparación con su período anterior de finales de los años 1990, han aplicado reglas duras, prohibiendo la educación de las niñas después del sexto grado y excluyendo a las mujeres afganas de la vida pública y de la mayoría de los trabajos, incluso para organizaciones no gubernamentales y las Naciones Unidas.
Hasta el momento, ningún país ha reconocido oficialmente a los talibanes como gobernantes legítimos del país. Las naciones de la región dicen que el establecimiento de la paz y la estabilidad en Afganistán solo es posible mediante la formación de un gobierno de base amplia en el país devastado por la guerra.
En el sitio web de la cadena norteamericana Fox News, un artículo de opinión reveló que incluso en contra del consejo de sus propios asesores militares, el presidente Joe Biden redobló la apuesta por un proceso apresurado para cumplir con su arbitrario plazo de salida, lo que resultó en el mayor desastre de la política exterior de Estados Unidos.
“Después de dos años, el impacto devastador de la fallida retirada de Afganistán de Biden sigue siendo evidente y se siente en casa y en el extranjero”, se lee en la nota.
Según un estudio realizado por la Universidad estadounidense de Brown, la “guerra contra el terrorismo” de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán, Pakistán, Irak, Siria y Yemen ha matado a entre 4,5 y 4,6 millones de personas. La cifra exacta sigue siendo incompleta.
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