Publicada: domingo, 23 de agosto de 2020 13:18

El premier iraquí, Mustafa al-Kazemi, visitó EE.UU. La mayoría de iraquíes espera que este viaje resulte en la retirada de todas las tropas foráneas del país.

El primer ministro iraquí regresó el sábado a Bagdad después de una controvertida visita, de cuatro días, a EE.UU. y, su retorno generó preguntas sobre los resultados del viaje y las promesas que había hecho a las fuerzas políticas y al pueblo iraquíes para acabar con la presencia militar estadounidense en el país.

La nación iraquí se sorprendió cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, durante su reunión con Al-Kazemi, anunció que las tropas estadounidenses permanecerán otros tres años más en Irak para contrarrestar a la República Islámica de Irán.

Estas afirmaciones reflejan, una vez más, la política de procrastinación que emplea la Administración estadounidense respecto al tema de obedecer la voluntad del pueblo y del Parlamento iraquíes de poner fin a su presencia en Irak.

Qais al-Jazali, líder del grupo Asaib Ahl al-Haq, que forma parte de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), consideró que la permanencia de los militares estadounidenses en el país es “una decisión que contraviene la ley y la voluntad de los iraquíes”.

La coalición Al-Fath –una de las facciones políticas iraquíes con mayor número de diputados– pidió al Parlamento celebrar una sesión de emergencia para discutir los resultados de la visita y acoger a Al-Kazemi debido a su falta de compromiso con la decisión de la Cámara de poner fin a la presencia militar de EE.UU. en Irak.

Por su parte, las facciones políticas criticaron al premier iraquí por no discutir con Trump el asesinato del teniente general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, y del subcomandante de las Al-Hashad Al-Shabi, Abu Mahdi al-Muhandis.

Algunos de los diputados del Parlamento iraquí aseguran que la visita de Al-Kazemi a EE.UU. fue un acto simbólico y no reflejó la voluntad del pueblo iraquí. En lo que respecta al momento, esta visita se produjo cuando el mandato de Trump está llegando a su fin, por lo que este último lo utilizó como una baza para ganar las elecciones en su país.

Otros expertos creen que la relación de Al-Kazemi con los poderes políticos de Irak no será la misma tras su visita a Washington.

El diputado del Parlamento iraquí Hasan Fadam indicó que los Gobiernos de Trump y Al-Kazemi no son estables, por lo tanto, no pueden discutir temas estratégicos, como el fin de la presencia ilegal de EE.UU. en Irak.

 

Según los observadores, el primer ministro iraquí prometió que “la salida inmediata de todas las fuerzas extranjeras será su prioridad durante las negociaciones con la parte estadounidense”, sin embargo, el anuncio de Trump reveló que la situación es completamente diferente. Al posponer la salida de las fuerzas estadounidenses, esta visita dio lugar a acuerdos que condujeron a la consolidación de la influencia estadounidense en Irak.

Durante la visita de Al-Kazemi a EE.UU., las dos partes firmaron acuerdos económicos. Además, el país norteamericano está presionando al Gobierno iraquí para que pida un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con esta jugada, EE.UU. busca hipotecar la economía iraquí, ya que, al solicitar un préstamo al FMI, se deben abonar muchos intereses, una circunstancia que endeudaría a Irak, influyendo así en las futuras decisiones que se tomen a nivel político.

Además, la parte iraquí ha priorizado a las empresas estadounidenses en el campo de la energía y todos saben que, desde 2003, la energía eléctrica se halla bajo el control de las empresas estadounidenses. Desde aquel entonces, la Administración estadounidense ha utilizado la electricidad como una herramienta para presionar socialmente a cualquier gobierno iraquí que intente oponerse a su política.

Por otro lado, los investigadores políticos describen la visita del primer ministro iraquí a EE.UU. como una mera visita para escuchar opiniones, e indicaron que, a diferencia de cómo se torna la personalidad de Trump, el premier de Irak es una figura dialogante y no impone su opinión a los demás.

A la luz de esta atmósfera, los grupos de la Resistencia de Irak pueden desempeñar un rol importante para expulsar a las tropas de EE.UU. del territorio iraquí.

“Si no se concluye en Washington un acuerdo sobre la expulsión de las fuerzas estadounidenses de Irak, nos reservamos el derecho a atacar los intereses estadounidenses en Irak”, comunicaron los grupos de la Resistencia iraquíes.

 

En fechas recientes, se han registrado varios ataques contra convoyes norteamericanos en suelo iraquí. Asimismo, se ha reportado el lanzamiento de cohetes contra las bases que albergan a los militares de EE.UU. en Irak.

Por lo tanto, sea cual sea el acuerdo al que han llegado Trump y Al-Kazemi, se avistan días duros para las tropas estadounidenses presentes en el territorio iraquí.

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