En esta antiquísima y arraigada tradición persa, las familias permanecen despiertas hasta el amanecer para que la ausencia del sol, la oscuridad y la frialdad de esta noche no se lleven la esperanza.
El pueblo iraní está determinado a celebrar Yalda y la ve como una oportunidad para congregarse con los miembros de la familia y también amigos para charlar, comer —por costumbre— granadas, sandía y frutos secos, y leer también poemas de Hafez, un gran y admirado poeta persa.
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