Palandella elude a un muchacho más grande que se le va con todo encima y dispara al arco con una potencia inusitada para un chico de siete años. Cerca suyo, varios niños cabecean balones atados a una soga, saltan sobre aros y esquivan conos anaranjados.
Los jóvenes se entrenan en una cancha de cemento de en un barrio de clase obrera de Buenos Aires (capital argentina) y juegan para el Club Social Parque. Es parte de la misma fábrica de jugadores en la que astros como Diego Maradona, Carlos Tévez y Juan Román Riquelme pulieron sus habilidades de niños.
Benjamín es distinto porque (...) toca para atrás y maneja las dos piernas", observa Ramón Maddoni, jefe de los buscatalentos de Parque y de las divisiones inferiores de Boca Juniors.
Durante una práctica reciente, muchos de los niños lucían la camiseta del Barcelona de Messi, soñando con ser el próximo gran astro de Argentina. El técnico al que se le atribuye el éxito de la academia observaba desde un costado de la cancha.
La academia juvenil española La Masía es la base del éxito del Barcelona y el sitio donde se terminó de formar Lionel Messi tras emigrar de Argentina a los 13 años. Pero el Club Parque Social, una humilde academia juvenil del país donde nació Messi, ha producido tal vez más jugadores de clase mundial que ninguna otra institución. Al menos 40 chicos que pasaron por allí alcanzaron el estrellato internacional.
"Aquí trabajamos mucho los fundamentos, la técnica. Lo reconocemos desde chico. Se nos ha ido afilando cada vez más la vista", dice Ramón Maddoni, el jefe de los buscatalentos de Parque y de las divisiones inferiores de Boca Juniors. "Hemos descubierto más jugadores que La Masía", asegura.
Al técnico, de 75 años, le gusta recitar los nombres de decenas de chicos —más de 200, según su cálculo— que ha dirigido y que terminaron jugando en la selección argentina o en clubes grandes de Argentina y Europa.
"Benjamín es distinto, porque (...) toca para atrás y maneja las dos piernas", comenta en alusión a Palandella, y añade: "le veo cosas de Riquelme, en cómo pone la pelota. Le veo cosas de Carlitos Tevez, porque pone la mano, se apoya para atrás. Es distinto".
Después de un partido de entrenamiento, Benjamín se puso la camiseta del Barcelona con el número 10 de Messi y siguió pegándole a la pelota incluso después de que se hubieran ido los otros chicos. "Quiero ser como Messi y jugar para Barcelona", dice. Le gusta la forma en que el astro pisa la pelota, sus goles maravillosos y cómo patea los tiros libres. Igual que Messi, "Benjamín es muy tímido, pero se transforma en la cancha", acota su padre Gastón Pallandela.
Para algunos exjugadores, el secreto de Parque es el ojo de Maddoni para detectar talento, pero también su insistencia en practicar jugadas en espacios reducidos y en terrenos imperfectos, en los que los chicos aprenden a reaccionar más rápido, dándoles ventaja cuando llegan a jugar en terrenos profesionales más grandes y lisos.
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