Los participantes en esta marcha, convocada por el partido Majlis-e-Wahdat-ul-Muslimeen (MWM, por sus siglas en urdú), urgieron el domingo a la comunidad internacional a tomar medidas contundentes para poner fin al sufrimiento de los musulmanes rohingyas.
Enarbolando pancartas en las que se leía: “Paren el asesinato de los musulmanes en Myanmar” o “No es aceptable la violencia contra musulmanes rohingyas”, condenaron la actitud “vergonzosa” de los organismos pro derechos humanos ante los crímenes de lesa humanidad en el país asiático.

Los descontentos también exigieron atender el caso de los inmigrantes musulmanes birmanos, entre ellos niños y mujeres, quienes para huir de la funesta situación que experimentan, abandonan su territorio a la deriva en embarcaciones rudimentarias sin tener acceso al agua potable y alimentos.
Entre tanto, el líder del partido político Yamaat-e-Islami, Siraj al-Haq, informó de la celebración de una manifestación masiva en la ciudad capitalina de Islamabad en el próximo domingo.
Recientemente, el Gobierno paquistaní con el objetivo de apoyar a los rohingyas ha formado un comité integrado por tres autoridades de alto rango de su país para estudiar los problemas y las dificultades de esa comunidad.

El primer ministro de Paquistán, Nawaz Sharif, como impulsor de la iniciativa, ha criticado rotundamente la pasividad de las organizaciones defensoras de los derechos humanos ante lo que ocurre en el territorio birmano.
Desde el año 2012, la minoría musulmana que vive en Myanmar es blanco de constantes ataques por parte de budistas extremistas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera, de hecho, que es la minoría “más oprimida” del mundo.
Tal violencia sectaria ha obligado a miles de estos musulmanes a huir para salvar sus vidas. La mayoría de ellos viajan rumbo a Malasia. Muchos son víctimas de la trata de personas. El ejemplo más reciente ha ocurrido en Tailandia, el pasado mes de mayo el Gobierno informó del hallazgo de fosas comunes. Indonesia es otro país asiático considerado como el destino de estos inmigrantes.
Unos 800.000 musulmanes rohingyas habitan en Myanmar, aunque las autoridades del país les niegan la ciudadanía porque los consideran inmigrantes bengalíes.
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