Más de 3 mil hondureños conformaron la caravana de migrantes del pasado 30 de septiembre. Dos de ellos murieron en la ruta migratoria, uno tras caer de un vehículo y el segundo en condiciones desconocidas en la frontera de Honduras con Guatemala.
La xenofobia del presidente estadounidense, Donald Trump, logro convertir a Guatemala en su primera frontera sur contra los migrantes. Hoy los hondureños le reclaman que si es tan inteligente porque otros países tienen ya la vacuna contra la COVID-19 y ellos no.
En camiones, vehículos policiales y apiñados en buses fueron repatriados más de 1500 hondureños por distintos puntos fronterizos con Guatemala, pero son respuesta a las violaciones de sus Derechos Humanos.
La Cancillería hondureña se ha convertido en una oficina de estadística, ya que solo procesan los migrantes retornados o fallecidos en la ruta migratoria, sin ofrecer verdaderas respuestas diplomáticas a los ciudadanos.
Los hondureños no migran por deporte o diversión, lo hacen porque en sus lugares de origen no hay trabajo, servicios de salud mucho menos seguridad.
En una lucha desigual los militares guatemaltecos arreciaron contra los migrantes hondureños, todo para que su presidente quedara bien con Trump.
Dassaev Aguilar, Tegucigalpa.
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