Llevando una pancarta en la que se leía “Detengan la matanza”, cientos de personas salieron a las calles de Atenas para protestar contra las políticas fronterizas de la Unión Europea (UE), después de que hace días, un barco repleto de migrantes, naufragó frente a las costas de Grecia.
También en el puerto de Piraeus, los manifestantes griegos llamaron “asesinos” a los que están en las Oficinas de la Guardia Costera Helénica y la Agencia de Vigilancia Europea de Fronteras, Frontex y condenaron su manejo frente a las circunstancias de este naufragio mortal.
Son al menos 80 muertos cuyos cuerpos fueron recuperados, aunque se teme que haya centenares en el fondo del Mediterráneo.
Hay informaciones que apuntan a que viajaban unas 700 personas, incluyendo mujeres y niños, en el pesquero naufragado bajo la atenta mirada de los guardacostas, que solo lanzaron la operación de rescate cuando el buque zozobró ante ellos, en horas de la madrugada.
Así que varias organizaciones internacionales y oenegés defensoras de derechos humanos, cuestionan si se podría haber hecho más para evitar la tragedia.
Según medios locales, hasta 300 personas que estaban a bordo del barco podrían haber venido de Pakistán, en un viaje que esperaban, los llevaría a un futuro mejor en Europa.
Sin embargo, sus sueños fueron capitalizados por los traficantes de personas. Así que este domingo, el premier paquistaní anunció día nacional de luto por los fallecidos y prometió “castigos severos” para los involucrados.
Los flujos migratorios hacia Europa están aumentando. Europa, sin embargo, ha sido incapaz, hasta hoy, de acordar una política migratoria común, que regule los flujos migratorios, que deje a las mafias sin su principal sustento y que permita actuar ante el drama que se van presentando.
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