Actualmente, están desplegados más de 7000 militares de la Alianza Atlántica en los países ribereños de la Federación Rusa, que ve esta presencia como una amenaza en su contra y como medida recíproca despliega, por su parte, un considerable número de tropas nacionales y equipamientos militares en la parte occidental de su territorio.
Los acontecimientos y movimientos en esta parte del mundo han ocasionado un resquebrajamiento de las relaciones entre Rusia y el Occidente. Moscú culpa a los occidentales por esta situación y califica la presencia militar de la OTAN en esta región como una “provocación” y “verdaderamente agresiva”.
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