La misión que contará con la participación de activistas como Greta Thunberg, Susan Sarandon y Ziweliveille Mandela —nieto del gran líder sudafricano anti-apartheid Nelson Mandela—, se considera por sus organizadores como la mayor misión civil internacional para desafiar el bloqueo impuesto por el régimen de Israel a la Franja de Gaza y abrir un corredor humanitario marítimo.
La iniciativa reunirá participantes de 44 países, y según los coordinadores Saif Abukeshek y Thiago Ávila, cientos de activistas recorrerán una travesía de entre siete y ocho días. Los detalles logísticos se mantienen reservados por motivos de seguridad, ante posibles intentos de sabotaje por parte de Israel y sus aliados.
La flotilla busca dar a conocer los crímenes israelíes en el marco del bloqueo ilegal y genocidio en curso contra la población palestina, romper el cerco mediático y físico impuesto por Israel y llevar ayuda humanitaria, incluyendo alimentos, medicinas y material quirúrgico a Gaza.
Además, los participantes exigen a la comunidad internacional la adopción de medidas concretas, como embargo de armas, ruptura de relaciones diplomáticas con Israel y protección efectiva de civiles.
El proyecto surgió ante la inacción de los Estados que arman al régimen israelí y han permitido el endurecimiento del asedio durante casi dos años de violencia y masacres en la Franja de Gaza.
Desde el inicio de la guerra israelí contra Gaza en octubre de 2023, varias iniciativas internacionales han intentado romper el bloqueo, incluida la flotilla Madleen y la de Libertad, que transportaban ayuda humanitaria y a activistas pro-palestinos. Sin embargo, en todas las ocasiones, el ejército israelí ha obstaculizado los movimientos, llegando en muchos casos a arrestar a los tripulantes.
La Franja de Gaza vive desde hace meses una catástrofe humanitaria sin precedentes debido al asedio y los continuos ataques israelíes. Diversos organismos de la ONU han advertido que más de un millón de personas se encuentran en riesgo de hambruna. El Consejo de Seguridad ha aprobado en reiteradas ocasiones resoluciones que exigen el acceso humanitario y el respeto al Derecho Internacional, sin embargo, estos gritos han caído al saco roto ante la ignorancia del régimen israelí con el respaldo de Estados Unidos.