Según entrevistas con antiguos reclutas y agentes, además de documentos obtenidos por la agencia de noticias The Associated Press (AP), en la academia de entrenamiento de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), las personas pertenecientes a minorías reciben un trato discriminatorio sistemático, son insultadas y obligadas a desempeñarse mejor que los blancos.
En concreto, en el campo de tiro de la academia de la DEA en Virginia, un entrenador, de raza blanca, gritó un nombre, que era compartido por dos de los aprendices. Ambos contestaron y el instructor especificó que se refería “al mono”.
Conforme a una denuncia interna, este mismo instructor, Jay Mortenson, insultaba a los integrantes negros del grupo, al hacer sonidos de mono por los altoparlantes de la instalación.
“Nosotros nos mirábamos y decíamos ‘Estamos en 2019, esas cosas no deberían estar ocurriendo’. Todo el mundo sabe a qué se refería cuando hacía esos ruidos y sonidos”, manifestó Derek Moise, quien no llegó a escuchar esos insultos personalmente, pero que recordó cómo los demás agentes negros se quejaban de ello, de acuerdo al informe de la AP, publicado el viernes.
El instructor Mortenson, dijo la DEA al citado medio, fue “reasignado expeditivamente” por su “conducta inapropiada”, sin embargo, no pudo tomar medidas administrativas porque el Departamento de Asuntos Internos estaba todavía investigando el asunto cuando el acusado decidió jubilarse el año pasado.
Otras denuncias señalaron que un recluta negro había sido escogido para misiones encubiertas debido a su color de piel, y una mujer hispana hablaba en español con otra hasta que alguien le espetó “¡Hablen en inglés, que están en Estados Unidos!”.
“No iban a dejarme graduar, sin importar lo que yo hiciera”, indicó Theo Brown, un recluta negro originario de Marietta, estado de Georgia, quien aseguró haber sido despedido injustamente a comienzos de 2018. “Te ponen en situaciones en que te criticaban por algo subjetivo y es tu palabra contra la de ellos”, criticó.
Más recientemente, la DEA abrió una investigación interna sobre denuncias de Saudhy Bliss, una mujer hispana de Orlando, Florida, quien dice que fue despedida de la academia el año pasado, tras recibir “tratamiento hostil”, como las veces, recordó, en que sus supervisores la llamaban “fracasada de m...” frente a sus colegas.
Por lo menos dos de las quejas, que por lo general no se hacen públicas, provocaron investigaciones internas de la DEA, una de las cuales continúa abierta.
El año pasado, un juez determinó que la agencia había violado órdenes judiciales de dejar de ascender a sus empleados por causas subjetivas. Al igual que otras agencias policiales como el FBI, la DEA ha tenido poco éxito en su empeño por atraer a empleados de minorías étnicas. De los 4400 agentes especiales de la DEA, sólo el 8 % son negros y el 10 % son hispanos.
Desde el pasado mayo, cuando salió a luz el asesinato del afrodescendiente George Floyd a manos de un agente blanco en Mineápolis, Estados Unidos, está en el ojo del huracán debido a los consecutivos casos de racismo y brutalidad policial por parte de sus instituciones, como la Policía.
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