El Departamento del Tesoro de EE.UU. ha anunciado este jueves sanciones a 18 importantes bancos iraníes que anteriormente no estaban sujetos a las restricciones estadounidenses, pero no ha presentado ninguna acusación específica contra la mayoría de las instituciones bancarias. Simplemente se ha declarado que el sector financiero iraní puede ser utilizado para apoyar el programa de energía nuclear del país.
Por su parte, el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, ha afirmado que las sanciones de Washington “detendrían el acceso ilícito a dólares estadounidenses”.
Entretanto, el Tesoro de EE.UU. ha reclamado que los bienes humanitarios están exentos de las sanciones, si bien Irán ha denunciado en numerosas ocasiones que las sanciones han golpeado duramente a la población y a la importación de productos básicos y medicinas.
EE.UU. también alega que las sanciones no son aplicables a las transacciones para el suministro de productos agrícolas, alimentos, medicamentos o dispositivos médicos a Irán, pero los gobiernos europeos precisan que las restricciones estadounidenses tienen graves consecuencias humanitarias, de acuerdo con funcionarios citados por el diairo estadounidense The Washington Post.
Estas nuevas sanciones son parte de la política de “máxima presión” que dirige el país norteamericano contra Irán desde mayo de 2018, cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, retiró unilateralmente a su país del acuerdo nuclear firmado en 2015 con Irán —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)—.
De hecho, según los informes, estas sanciones buscan cerrar las pocas vías financieras restantes que permiten a Irán obtener ingresos y obstaculizar la promesa del demócrata Joe Biden de regresar al acuerdo nuclear si gana las elecciones presidenciales en noviembre.
El pasado 20 de septiembre, la Administración estadounidense anunció también el restablecimiento de todas las sanciones internacionales contra Irán —bajo el mecanismo de reactivación inmediata contemplado en el acuerdo nuclear—. La afirmación, sin embargo, fue rechazada por los aliados europeos de Washington y la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU).
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