Esta medida por parte de la Administración de EE.UU. constituye “un intento inaceptable de interferir con el estado de derecho y los procesos judiciales del tribunal”, ha denunciado la CPI a través de un comunicado publicado este viernes.
La decisión del presidente republicano se produjo después de que la CPI decidiera el pasado 5 de marzo lanzar una investigación sobre los soldados estadounidenses en Afganistán, así como por investigar a israelíes por abusos contra palestinos.
La intención de dicha investigación viene después de que un examen preliminar realizado por fiscales en el año 2017 encontró motivos razonables para creer que las tropas norteamericanas cometieron crímenes de guerra y de lesa humanidad en Afganistán.
Bajo el mandato de Trump, congelaría los bienes financieros de los empleados del tribunal, con sede en La Haya, así como prohibiría a éstos y sus familiares cercanos ingresar al país norteamericano.
En este sentido, la Corte ha asegurado que “respalda con firmeza a su personal y mantiene su compromiso inquebrantable de cumplir de manera independiente e imparcial el mandato” establecido en su tratado fundacional, el Estatuto de Roma.
Washington no ha ratificado el Estatuto de Roma de 2002, cuyo objetivo es llevar ante la justicia a los responsables de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidios; la Casa Blanca ha alegado que este tratado puede comenzar enjuiciamientos motivados políticamente contra los estadounidenses.
Al respecto, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, tachó el tribunal de “corte ilegal”, criticando que la CPI no ha sido eficiente para cumplir su mandato de juzgar crímenes de guerra.
La intervención militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en Afganistán, en 2001, encabezada por Washington, tenía supuestamente el objetivo de “luchar” contra los extremistas e intensificar la lucha antidrogas, así como derrocar al grupo armado Talibán, lo que, de hecho, no ha realizado sino agravar la situación en el país asiático, que, transcurridas unas dos décadas de esta injerencia, es más inseguro que nunca.
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