“No, no se está estudiando”, ha dicho Trump este sábado a los reporteros en la Casa Blanca, descartando la posibilidad de que Washington extradite al líder opositor turco Fetulá Gülen a Turquía con el fin de que el Gobierno de Ankara rebaje las presiones sobre Arabia Saudí por el caso del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.
La cadena estadounidense NBC News informó el jueves de que las autoridades estadounidenses barajaban extraditar a Gülen (Ankara acusa al líder opositor de ser el autor intelectual del fallido golpe militar de julio de 2016 y pide a Washington su extradición) para satisfacer al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. El mismo día el Departamento de Justicia de EE.UU. aseguró no saber nada sobre el tema.
Del mismo modo el mandatario estadounidense ha subrayado su buena relación con Erdogan y también defiende su relación con Arabia Saudí, al que considera un inmejorable aliado y amigo cercano de Estados Unidos.
Tenemos relaciones muy buenas con Turquía (…) Arabia Saudí es un aliado espectacular en términos de empleo y desarrollo económico”, señala el mandatario estadounidense, Donald Trump, asegurando que hará todo lo que está en su poder para mantener los buenos lazos de EE.UU. con Riad y Ankara, pero eso no implica que extradite al líder opositor turco Fetulá Gülen a Turquía para que Ankara rebaje las presiones sobre Arabia Saudí por el caso del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.
“Tenemos relaciones muy buenas con Turquía (…) Arabia Saudí es un aliado espectacular en términos de empleo y desarrollo económico”, ha dicho el mandatario estadounidense, asegurando que hará todo lo que está en su poder para mantener los buenos lazos de EE.UU. con Riad y Ankara.
Las relaciones entre Turquía y Arabia Saudí pasan por difíciles momentos debido al caso de Khashoggi, asesinado el pasado 2 de octubre en la sede consular saudí en Estambul (Turquía) por funcionarios saudíes: algunos habían viajado expresamente desde Arabia Saudí a Estambul para matar al periodista.
El régimen saudí negó en un principio toda implicación en la desaparición del periodista, pero finalmente y ante las presiones y críticas internacionales, rehizo su versión y reconoció su homicidio, que no su asesinato, pues dijo que se produjo de forma accidental en una pelea. Más tarde, ante la evidencias palmarias y audios acusatorios, no le quedó más remedio que admitir que se trató de un asesinato premeditado.
hgn/rba/nii/