En su discurso anual ante la Asamblea Federal desde el Manège de Moscú (capital rusa), Putin mostró el jueves imágenes de nuevas y avanzadas armas del Ejército ruso, incluidas “invisibles” armas hipersónicas, además de una animación que mostraba misiles golpeando el suelo estadounidense.
En una reacción casi inmediata, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) insistió en que el Ejército estadounidense está “completamente preparado” para reaccionar ante “cualquier cosa que se dirija en su contra” y resaltó que el discurso de Putin no le sorprendió en lo absoluto.
“No estamos sorprendidos por estas declaraciones y los estadounidenses pueden estar seguros de que estamos completamente preparados” ante cualquier agresión, sostuvo la portavoz del Pentágono, Dana W. White.
Al recordar que la nueva postura nuclear de Washington anunciada en febrero “tenía en cuenta” las armas rusas, White destacó que estas armas están en desarrollo “desde hace mucho tiempo”.
No estamos sorprendidos por estas declaraciones (del presidente ruso, Vladimir Putin) y los estadounidenses pueden estar seguros de que estamos completamente preparados” ante cualquier agresión, sostuvo la portavoz del Departamento de Defensa estadounidense (el Pentágono), Dana W. White.
La portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Heather Nauert, por su parte, matizó que Putin reveló algo que Washington ya sabía desde hace tiempo, y a la vez tachó el discurso de “irresponsable” y consideró el aumento de las armas nucleares de Rusia una “violación” a los tratados sobre el control de armas firmado entre Washington y Moscú durante la Guerra Fría.
“No lo consideramos el gesto de un dirigente internacional responsable (…) Rusia ha desarrollado desestabilizadores sistemas de armamentos en los últimos 10 años en violación directa de sus obligaciones” que se desprenden de los tratados sobre control de armas, en especial el firmado en 1987 por Washington y Moscú, denunció Nauert.
Según la Casa Blanca, Moscú está modernizando un arsenal de 2000 armas nucleares tácticas, amenazando a los países europeos en sus fronteras y pasando por alto sus obligaciones en virtud del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III, por sus siglas en inglés) para reducir el número de armas nucleares, firmado en 2010.
Rusia, por su parte, rechaza estos alegatos de EE.UU. y devuelve el golpe, acusándolo de comenzar una carrera armamentística, además de insistir en que las medidas de Moscú en cuanto a los países europeos vecinos se deben a las amenazas que siente por el despliegue de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cerca de sus fronteras.
ask/ktg/alg
