Dada la realidad de los campos de batalla en Siria y los últimos avances del Ejército contra los grupos terroristas, la Administración de Trump se ha visto obligada a aceptar la continuidad de Bashar al-Asad en el poder hasta las próximas elecciones presidenciales en Siria en 2021, ha informado este martes la página web de la revista estadounidense New Yorker.
La publicación, que cita a funcionarios estadounidenses y europeos, añade que el cambio de postura de EE.UU. muestra las limitadas opciones de Washington, la realidad militar sobre el terreno y el éxito de los aliados de Siria —Rusia, Irán y Hezbolá (Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano)—, que respaldan al Gobierno de Damasco.
En otra parte, también se ha referido a la campaña militar de EE.UU. que, al frente de una llamada coalición internacional, realiza ataques aéreos desde 2014 contra los terroristas en Siria, pero sin el consentimiento de Damasco.
Según la revista, Washington ha gastado desde entonces más de 14 000 millones de dólares en la campaña de ataques aéreos, además de enviar dos mil militares para asesorar a las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS).
Siria vive desde marzo de 2011 un amplio conflicto armado: las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas, como el EIIL (Daesh, en árabe).
Desde entonces, el apoyo de Hezbolá, los asesores militares iraníes y la aviación rusa han cambiado la ecuación del poder a favor del Ejército sirio, frente a los grupos terroristas y armados. Y, como consecuencia de esta cooperación, el Gobierno sirio ha logrado reconquistar más del 90 por ciento de su territorio que, de hecho, estaba en manos de los grupos terroristas.
mkh/nii/
