La calidad de la imagen es muy deficiente, pero el sonido de la grabación refleja la relativa calma que precede a los disparos, que se oyen con claridad, durante una manifestación de protesta por la violencia policial impune contra los negros estadounidenses.
La manifestación, mayormente pacífica hasta entonces pese a algún momento de tensión, celebraba el anuncio de la dimisión del jefe de la Policía local, Thomas Jackson, cuyo cuerpo ha sido objeto de críticas oficiales por racismo institucionalizado.
En el nuevo vídeo se aprecia la sede de la Policía y cómo cunde el pánico tras los disparos, con gente gritando y corriendo. Se oyen también los alaridos de dolor de un hombre, presumiblemente uno de los agentes heridos.
Testigos presenciales han declarado al diario neoyorquino The New York Times que los disparos parecían provenir de lo alto de una colina situada frente a la comisaría, a unos 200 metros de distancia.
Uno de los agentes, de 32 años, recibió un disparo en la cara; el otro, de 41, ha sido herido en un hombro, según ha declarado a la prensa el jefe de Policía del condado de San Luis, Jon Belmar. Ambos están en estado grave, pero conscientes y bajo tratamiento en un hospital local.
Ferguson fue escenario, el 9 de agosto del año pasado, de la muerte del joven afroamericano Michael Brown, desarmado, a manos de un agente de policía. El propio suceso y la ausencia de encausamiento judicial al agente homicida han sensibilizado a la sociedad estadounidense sobre la frecuencia de este tipo de violencias y han desencadenado desde entonces protestas masivas por todo el país norteamericano.
El Departamento de Justicia de EE.UU. concluyó la semana pasada que las fuerzas del orden de Ferguson se comportan de modo discriminatorio por sistema, en perjuicio de los hombres de raza negra, lo que ha provocado varias dimisiones.
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, declaró el viernes pasado que la Policía de Ferguson podría ser desmantelada, dada la gravedad de los abusos.
Varias encuestas publicadas en los últimos meses han reflejado que, en opinión de una mayoría de estadounidenses, las tensiones interraciales se han agravado en los seis años de Presidencia de Barack Obama.
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