El reporte, publicado el lunes por la revista estadounidense The National Interest, advierte que el presidente de EE.UU., Donald Trump, debería “estar preocupado” por una futura guerra en la región de Asia Occidental, donde “Irán ya está encaminado a ganar”, mientras se avecina un gran conflicto en la zona.
“Teherán está ocupado, ganando una delantera estratégica respecto a EE.UU. y sus aliados (…) Irán podría infligir grandes daños en la próxima guerra regional (…) Ahora Irán puede, de forma convincente, lanzar ataques incapacitantes y potencialmente catastróficos contra blancos vitales y estratégicos en toda la región”, se lee en la publicación.
Para apoyar tal afirmación, el texto hace alusión a los nuevos misiles de largo alcance y de alta precisión de Irán, país que ha logrado tanto poderío militar “pese a las sanciones” impuestas en su contra por EE.UU. y sus aliados, “un Ejército obsoleto convencional”, “un pequeño presupuesto militar” y “ningún tipo de armas nucleares”.
Irán, de acuerdo con la publicación, se ha centrado en “aumentar la precisión” y “el rango” de sus misiles balísticos, de crucero y de sus aeronaves no tripuladas (drones), que son, de hecho, sus “armas de efectividad masiva”.
En un comentario hecho al respecto, David Yaqubian, profesor de la Universidad de California, oeste de EE.UU., indicó el 25 de enero que la precisión de los misiles iraníes ha llevado a los militares estadounidenses y sus aliados en el Golfo Pérsico a revisar las consecuencias de una agresión militar contra la República Islámica.
La razón detrás del polvorín de hostilidades podría ser que EE.UU. busca una nueva aventura militar para demostrar que aún sigue siendo el líder del mundo, un anhelo que parece poco probable por la existencia de potencias emergentes como Rusia, China y la propia República Islámica de Irán.
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