Esta es la culminación del Losar, el Año Nuevo tibetano. Los monjes caminan hacia una colina vestidos de rojo llevando una thangka, una representación monumental de Buda pintada a mano durante meses y tan alta como un edificio de varios pisos, que despliegan cuando llegan a su destino.
“Es una ofrenda a Buda. Debe ser enorme para que todos los seres vivos puedan verla: los humanos, pero también las aves y los insectos, para que todos tengan la oportunidad de tener una mejor existencia en su vida futura”, explicó el domingo un monje a la agencia francesa de noticias AFP.
Durante estos festejos, la policía estuvo muy presente controlando los vehículos y también los pocos hoteles autorizados para albergar turistas.
El líder espiritual del Tíbet, el Dalai Lama, acusa a China de cometer un ‘genocidio cultural’ contra los tibetanos, pero Pekín asegura que apoya la cultura local y desafía al líder tibetano, que abandonó China en 1959 para exiliarse en La India.
Es una ofrenda a Buda. Debe ser enorme para que todos los seres vivos puedan verla: los humanos, pero también las aves y los insectos, para que todos tengan la oportunidad de tener una mejor existencia en su vida futura”, explica un monje a la agencia francesa de noticias AFP.
#Tibetans greet new year with giant #Buddhas, dancing and lamb carcasses https://t.co/OH3OrcKMtA pic.twitter.com/PRzBwwtDOr
— The Straits Times (@STcom) March 4, 2018
ftn/anz/mnz/hnb