Un grupo de investigadores británicos han aplicado el análisis fractal a 2092 cuadros de siete grandes pintores de arte contemporáneo, desde Claude Monet, padre del impresionismo, hasta Picasso, pasando por Willem De Kooning o el surrealista Salvador Dalí.
"En el arte, cada pincelada individual se autorreplica por todo el cuadro creando la forma, el espacio y el patrón (...) Como si fuera la letra del artista, pero una letra que también requiere movimientos fractales de los dedos, las manos, los brazos y, en ocasiones, de todo el cuerpo. Hemos visto que el ritmo de estos patrones fractales queda atrapado para la eternidad en los cuadros, casi como una huella genética", dice la psicóloga de la Universidad de Liverpool y coautora de este estudio, Alex Forsythe, citado este jueves por el diario español El País.
En el arte, cada pincelada individual se autorreplica por todo el cuadro creando la forma, el espacio y el patrón (...) Como si fuera la letra del artista, pero una letra que también requiere movimientos fractales de los dedos, las manos, los brazos y, en ocasiones, de todo el cuerpo. Hemos visto que el ritmo de estos patrones fractales queda atrapado para la eternidad en los cuadros, casi como una huella genética", dice la psicóloga de la Universidad de Liverpool y coautora de este estudio, Alex Forsythe.
Estos patrones son, dice Forsythe, permanentes y van allí donde el estilo del pintor le lleve: "(Pablo) Picasso, por ejemplo, fue un gran experimentador y cambiaba con frecuencia su estilo artístico, pero la dimensión fractal de sus trabajos permaneció estable a lo largo de toda su vida".
La estabilidad fractal que detectaron en Picasso también la han comprobado en el bielorruso Marc Chagall y en el francés Claude Monet. Los tres murieron de viejos, pintando hasta sus últimas días y con sus habilidades cognitivas intactas.

Sin embargo, los otros cuatro pintores que estudiaron sí presentan cambios en la dimensión fractal de su obra, cambios que para los autores de esta investigación, publicada en Neuropsychology, estarían relacionados con las enfermedades que asolaron su vejez, el párkinson (en el caso de Dalí y el indio canadiense Norval Morrisseau) o el alzhéimer (De Kooning y el pintor abstracto James Brooks).
La psicóloga británica alude al ejemplo de Dalí: "se pueden ver áreas de evidente contenido fractal en muchos de los primeros trabajos de Dalí, donde el artista usaba sus pinceladas para crear el agua, el cielo y las montañas, pero también en la curvatura de los relojes blandos (La persistencia de la memoria, pintado en 1931). Si ampliamos la imagen, podemos ver el contenido fractal en la naturaleza repetitiva de las pinceladas".
Los autores del estudio plantean que Dalí trabajó dentro de lo que ellos llaman gama normal de su dimensión fractal hasta pasados los 50 años, cuando algo empezó a cambiar. "Los trabajos posteriores, como Retrato de mi hermano muerto, que pintó (en 1963) más de 30 años después (que el cuadro de los relojes), tienen zonas con repetición de patrones, pero la mayor parte de su contenido ya no es fractal. Por ejemplo, áreas de puntos circulares que no son fractales, sino que siguen principios geométricos", explica Forsythe. El canadiense Norval Morrisseau presenta el mismo patrón.
"Sospecho que en la fase final de la enfermedad de Parkinson, el artista tendría dificultades para controlar el pincel y tener la delicadeza necesaria para crear contenido fractal. Pero estos cambios se pueden apreciar ya a mediados de la carrera de ambos artistas, posiblemente antes de que percibieran cualquier deterioro neurológico", asegura la investigadora británica.
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