El mandatario chileno, Sebastián Piñera, ha usado su discurso pregrabado para el 75.º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), en el que participaba por videoconferencia debido al nuevo coronavirus, para hablar de muchos temas de índole mundial, regional y nacional, entre ellos la pandemia de la COVID-19, el cambio climático y el caso de las protestas antigubernamentales en Chile.
Según Piñera, las movilizaciones en Chile se enmarcaron dentro de “una serie de estallidos sociales, en los cuales Chile no fue la excepción”, aludiendo así a otras protestas en América Latina.
En su intento por minimizar las protestas contra su Gobierno, el presidente chileno ha indicado que la gente que participaba en estos actos de protesta exigía mejoras en condiciones precarias de vida y trabajo, unas demandas que se venían acumulando desde hacía muchas décadas.
Piñera ha defendido también la actuación de la Policía para “garantizar la paz” en el país. El mandatario sudamericano ha obviado, de hecho, la dura represión ejercida por los agentes policiales contra los manifestantes, entre los que hubo decenas de muertos, y miles de detenidos y heridos, muchos de ellos con lesiones oculares por disparos directos de perdigones.
Desde el 18 de octubre de 2019, Chile ha experimentado masivas manifestaciones antigubernamentales. Organizaciones internacionales pro derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) o Human Rights Watch (HRW) han expresado su alto nivel de preocupación por la represión protagonizada por la Policía chilena durante las protestas.
Conforme a varios medios locales, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile ha interpuesto 1962 querellas contra los agentes del orden público por hechos ocurridos desde el inicio de las marchas; sin embargo, se han retrasado las investigaciones en torno a esta cuestión por la propagación del nuevo coronavirus.
mnz/anz/nsr/hnb
