• Los cinco candidatos a la Presidencia de Costa Rica que aparecen con mejores opciones de pasar a una segunda vuelta.
Publicada: domingo, 4 de febrero de 2018 15:18

Un total de 3,3 millones de costarricenses están llamados este domingo a las urnas para escoger a su presidente para los próximos cuatro años, en un escenario de indecisión, marcado por los escándalos de corrupción y el debate sobre el matrimonio homosexual.

Los electores deberán escoger entre 13 aspirantes presidenciales, de los cuales cinco aparecen con opciones de ir a una segunda vuelta, que se realizaría el primero de abril entre los dos más votados, si ninguno alcanza al menos el 40 por ciento de los votos. También, se escogerá a los 57 diputados de la Asamblea Legislativa. 

Una consulta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (Ciep), divulgada el 31 de enero, reveló que el 36,5 por ciento de la población está indecisa sobre a quién apoyar. 

El candidato mejor ubicado es el diputado y predicador evangélico del Partido Restauración Nacional, Fabricio Alvarado, quien maneja un discurso de rechazo al matrimonio homosexual y cuenta con el 17 por ciento de apoyo.

Alvarado, acérrimo opositor al matrimonio gay, prometió defender la familia tradicional y desconocer el pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que instó al Gobierno costarricense a permitir el matrimonio igualitario, por considerarlo una intromisión en asuntos internos del país.

 

Esta postura catapultó a Alvarado en las encuestas desbancando al polémico abogado Juan Diego Castro, que, por su parte, promete mano dura contra la corrupción y la delincuencia común.

En las calles de Costa Rica se aprecia poco ambiente, una calma que caracteriza los procesos electorales de este país, considerado la democracia más longeva de América Latina.

Quien resulte ganador a la Presidencia, reemplazará al actual mandatario, Luis Guillermo Solís, electo en la segunda vuelta electoral en 2013, con 1.338.321 de votos (77,77 % del total), cerca de un millón de sufragios por encima de su contrincante. Unos comicios que alcanzaron el 43,50 % de abstención.

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