“Sancionaremos a decenas de individuos y entidades”, ha avisado este lunes el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, en una rueda de prensa.
De esta manera, Ottawa se ha sumado a las sanciones que impuso el Departamento del Tesoro de EE.UU. contra la Policía de Irán, después de la muerte de la joven Mahsa Amini, caso que todavía está bajo investigación de las autoridades del país para esclarecer las causas.
Trudeau ha justificado las sanciones, acusando sin fundamento a la Policía iraní de “ignorar los derechos humanos” durante los disturbios desatados tras la muerte de Amini.
Amini, de 22 años, murió el 16 de septiembre tras permanecer durante varios días en estado de coma. La joven fue llevada anteriormente a una comisaría en Teherán (la capital iraní) por la Policía, pero los vídeos de cámaras de vigilancia indican que la joven cae por el suelo sin que haya ocurrido contacto físico con los agentes.
Entretanto, los alborotadores se han aprovechado de la coyuntura para atentar contra el orden público, provocando disturbios, incendios en varias mezquitas, agresión contra las fuerzas de seguridad y destrozos parciales y totales en propiedades públicas y privadas.
A pesar de que las autoridades iraníes enfatizan que se tiene que esperar hasta que se obtengan resultados de las investigaciones detalladas y especializadas sobre la muerte de Amini, los medios occidentales intentan culpar a los agentes del incidente, buscando desatar la ira contra el sistema de la República Islámica de Irán y haciendo todo lo posible para manipular la información hasta realizar montajes de vídeos, en busca de exacerbar a la ciudadanía a salir a las calles, a protestar.
En reacción, las autoridades iraníes han urgido a los países occidentales a evitar el oportunismo e instrumentalizar el tema de los derechos humanos.
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